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ECHMIADZIN. Una visita al Vaticano armenio.

A menos de veinte kilómetros de la capital de Armenia, Ereván, encontramos la que es la sede del patriarcado de la iglesia ortodoxa armenia, el equivalente al Vaticano para los católicos.

La iglesia apostólica armenia, es la más antigua de las iglesias nacionales cristianas, pues el país adoptó el cristianismo desde principios del siglo IV, cuando el rey Tirídates apostó por esta religión como agradecimiento a San Gregorio, el iluminador, el cual curó al monarca de la locura. La iglesia apostólica armenia adoptó su propio camino a raíz del concilio de Caledonia del 451 dC, cuando junto con el patriarcado de Alejandría y la iglesia jacobita se escindieron de la iglesia católica y de los designios del Santo Padre.

El patriarca de la iglesia apostólica armenia, el catholicós, tiene su sede en Echmiadzin, y desde allí es donde se muestra como jefe espiritual de los más de diez millones de cristianos armenios repartidos por todo el mundo. De todos ellos, sólo 4 millones viven en el territorio de la actual Armenia.

A Echmiadzín vamos para conocer el enorme complejo de la Santa Sede del Patriarcado Armenio, pero también para visitar dos iglesias más, las de Santa Hripsimeh y Santa Gayane. Tanto las dos iglesias como la Catedral de Echmiadzin, forman parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad.

SANTA HRIPSIMEH

Es el primer lugar donde pararemos sólo entrar en la ciudad de Echmiadzin. La iglesia está edificada como conmemoración del martirio de esta santa. Hrispsimeh era una bonita monja que predicaba en Roma en tiempos de Diocleciano, uno de los emperadores romanos que más persiguieron a los cristianos. La monja fue obligada a casarse con Diocleciano, por lo que escapó hacia Armenia con el fin de evitarlo. Parece ser que en Armenia, no tuvo mejor suerte, pues su belleza deslumbró también al rey Tirítades III. Ante la negativa de la monja a someterse al monarca, esta la torturó hasta matarla. Es por ello que se considera una de las primeras mártires en tierras armenias.


Las reliquias de la santa se mantienen en este lugar desde que Isaac el Grande, le construyó un mausoleo. Sin embargo, la iglesia actual data del siglo VII, en concreto del año 618, cuando Gomidas, el entonces catholicós de Armenia mandó construirla.

La iglesia está construida, como la mayoría de las iglesias del país, en toba volcánica roja. Su color es muy característico. A pesar de ser un santuario tan antiguo, el estado de conservación es buenísimo. A pesar de la serie de terremotos y las diversas guerras que han asolado la zona, la enorme solidez del edificio lo ha mantenido siempre de pie y las restauraciones necesarias han sido muy pocas. En la maciza iglesia destaca que la cúpula es más ancha y menos esbelta que en otras iglesias armenias y que delante de la puerta, en la entrada occidental, hay un campanario, que casi está adosado a la puerta de entrada y que es una construcción muy posterior al resto del edificio, pues es de finales del siglo XVIII.

Antes de partir, bajamos a la cripta, donde no sólo se encuentran los restos de la santa, sino también las piedras con que fue martirizada.

SANTA GAYANÉ

Visitada Santa Hripsimeh nos disponemos a hacer lo mismo con otra iglesia, Santa Gayané, que también forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad.

La historia cuenta que Santa Hripsimeh cuando se refugió en Armenia, no lo hizo sola, sino que lo hizo acompañada de 38 monjas. La monja que hacía de madre superiora de todas ellas, era precisamente Santa Gayené. Al parecer, el rey Tirítades II no sólo se enamoró de la hermosa Hripsimeh sino también de la abadesa Gayané, que después de rechazar el monarca, sufrió la misma suerte que Hripsime. Posteriormente, las otras monjas (hasta completar las 38) fueron igualmente martirizadas. Pues bien, Santa Gayané está enterrada en la iglesia de Echmiadzin que lleva su nombre, mientras las otras monjas, fueron enterradas donde posteriomente se levantó la iglesia de Shoghakat, que no visitaremos.

La iglesia de Gayané es maciza, como la Hripsime y data del siglo VII. Está dispuesta de forma basilical, con tres naves. Sobre una de ellas, destaca la cúpula que descansa sobre un tambor octogonal. Por delante de la nave principal hay una especie de nártex que queda abierto al exterior por tres portales. Sin embargo, este nártex es un añadidura posterior, del siglo XVII, aunque ha quedado muy bien integrado en la iglesia.

Detrás de la iglesia hay un cementerio donde encontramos una montón de khachkars, las típicas cruces armenias, preciosamente decoradas. Como la Hripsimeh, y como la catedral, la iglesia Gayané está construida en toba volcánico.

Entramos dentro de la iglesia, pero con respeto, pues están oficiando misa. Normal, pues es domingo. La iglesia está llena y el cura está cantando una serie de salmos, a los que un grupo coral que queda justo en la entrada de la iglesia (un grupo de unas 10 chicas vestidas en azul cielo), responde con armonía. Muy bonito y místico, todo.

CATEDRAL DE ECHMIADZIN

A poco más de 300 metros de la iglesia de Gayané encontramos el enorme complejo donde se ubica la catedral de Echmiadzin.

Como hemos dicho, aquí se encuentra el Patriarcado de la iglesia apostólica Armenia. Por tanto, el complejo es enorme, y además de la Catedral, encontramos un montón de dependencias, como las privadas del Catholicós, seminarios, una curiosa iglesia para que los seminaristas hagan prácticas, unas grandes estancias para los invitados y también para los mismos seminaristas, unas enormes bibliotecas donde se custodian libros sagrados o un museo, donde se encuentra, ni más ni menos, que la punta de lanza que atravesó el cuerpo de Jesús cuando éste se encontraba en la cruz. Esta reliquia, que durante siglos se había encontrado en el fabuloso Monasterio de Haghpat, se encuentra ahora en Echmiadzin.


Todo el recinto está lleno de gente. El ir y venir de los fieles es constante, pero al acercarnos a la iglesia cada vez se hace más difícil avanzar. Hay colas para entrar. Es domingo, y el Papa armenio, el Catholicós, está oficiando misa. Las misas armenias duran horas, por lo que la gente, que está de pié, no suele aguantar toda la misa y al parecer, va entrando y saliendo de la iglesia. Y debe ser así, porque el trajín de gente que entra por la puerta occidental y sale por una de las laterales del templo es constante. De hecho, nosotros también lo hacemos, pues entramos por el bonito pórtico que queda en su fachada occidental. Antes de salir, y de admirar el templo como podemos, me acerco a la primera fila para poder ver mejor el altar.

La iglesia es la Catedral más antigua que hay en todo el mundo. Cuando el país se convirtió al cristianismo, por orden del Rei Tirítades, se empezó a construir el templo y en 303, la Catedral de Echmiadzin era ya un hecho. El templo, como los anteriores, está construido en toba volcánica y ha sufrido varias restauraciones. La última, de hecho, se está realizando ahora mismo, por lo que el entramado que hay en el exterior, no nos permite disfrutar del edificio tanto como hubiéramos querido. El templo tiene forma de cruz y está coronado por el típico cono armenio. Según dicen, este cono que corona la mayoría de iglesia, hace referencia al sagrado Monte Ararat.

Fuera de la Catedral hay una zona para poder encender velas, y Marc no falta a su ritual y pide su deseo. Más allá, los fieles hacen cola para beber de un manantial. Le suponemos algún tipo de propiedades y nos esperamos a nuestro turno.

Antes de partir, aun entraremos a un recinto lateral, moderno, donde se está a punto de iniciar una ceremonia de bautismo. Ha sido un acierto acercarnos aquí en domingo. El ambiente es increíble, con una mezcla de espiritualidad y de festividad nada opresivo. Estamos un par de horas en total en el recinto más sagrado de la iglesia apostólica armenia. Sin duda, uno de los lugares más místicos que hemos visitado nunca.

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