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PAROS. Las Islas Cícladas como eran antes.

Llegamos a Paros un poco de rebote porque inicialmente no teníamos previsto ir. Problemas con los horarios de los ferrys nos obligaron a poner un día entre medio de Mikonos y Santorini, que aprovechamos para visitar Paros. Y la verdad es que acertamos de pleno.

Paros es también una isla turística, pero mucho menos que Mikonos o Santorini. El ritmo es mucho más calmado y los pueblos mantienen el encanto de las antiguas poblaciones pesqueras de las islas griegas, que tanto a Mikonos como Santorini ya se ha perdido.

Además, Paros es conocida por tener algunas de las mejores canteras de mármol de Grecia, de manera que piezas tan importantes del arte universal como la Venus de Milo, la Victoria de Samotracia o el Hermes de Praxíteles (que vimos en el museo de Olimpia) se hicieron con mármol de Paros.

QUÉ VER EN PAROS

PARIKIA

Llegamos con el Ferry desde Mikonos. No tardamos ni una hora y ya estamos en Parikia, la capital de la isla. Al igual que en Mikonos, los captadores de turistas esperan en el muelle para cazar clientes para sus hoteles. Nosotros sin embargo, somos precavidos, y ya tenemos habitación reservada en el Hotel Hermes, que está a cinco minutos de donde nos deja el ferry y que resulta ser una excelente elección (30 euros con desayuno).

Después de dejar las maletas en la habitación comenzamos nuestra visita a Parikia y ciertamente nos encanta. Estrechos callejones con las encaladas casas a ambos lados, con sus puertas y ventanas azul marino, y a menudo con pequeños jardines llenos de flores. En esta población si se ve que la gente vive, que es un pueblo de verdad aún ahora, a diferencia de Mikonos, que por momentos te parece estar en una especie de Pueblo Español de las Islas Griegas. También hay restaurantes y pequeñas pensiones y tiendas de recuerdos, pero la presión con el turismo no es tan fuerte como en Mikonos. Entramos también en algunas tiendas de productos naturales donde el aceite de oliva, el famoso vino de Paros y el queso son la estrella. También se vende mucha miel.

Queremos ir a la playa pero antes decidimos comer en el restaurante Hipócrates, en el paseo marítimo, muy cerca del puerto pesquero, donde los pescadores están aprovechando para rehacer las grandes redes que se han dañado en la última salida, y donde disfrutamos de un excelente plato de pescado frito con gambas, chipirones, calamares, morralla y pulpo. Perfecto y bien de precio.

Hay varias playas en la isla de Paros, pero nosotros vamos a la que tenemos en la misma capital, Parikia. Está a diez minutos andando. Se llama playa de Livadia. Aunque hace bastante viento, se está bien, sin ser ninguna playa paradisíaca (si existen en Grecia, no las hemos visto. Al menos lo que nosotros entendemos por paradisíaca).

No hay que perderse en Paros, la iglesia de Ekatontopiliani, conocida como la de las cien puertas. Es bizantina y fue inicialmente construida en el siglo IV, aunque se fue modificando y tomando la forma actual en el siglo X. A diferencia de las otras iglesias que vemos en las islas griegas, no está encalada, si no que está construida en piedra. Nos impresiona, con un montón de detalles (el baptisterio de piedra, el precioso iconostasio, la galería del primer piso …) que la hacen realmente encantadora. Volvemos de noche, cuando está iluminada. En Grecia iluminan muchos monumentos por la noche, y todavía es más bonito.

NAOUSA

Por la tarde nos acercamos a Naousa. No os podéis perder este precioso pueblo marinero que está a media hora de Paros (autobuses cada hora, 1.40 euros). Su puerto pesquero, dominado por lo que queda de un destartalado fuerte, vestigio de un antiguo dominio Veneciano, lo hace una auténtica delicia. Hay un montón de barcos pesqueros, fruto de la evidente actividad marinera que todavía encontramos en la población.

Damos una buena vuelta por Naousa, que combina las casas de sus habitantes con algunos restaurantes y bares. El ambiente es relajado y muy saludable, nada que ver con Mikonos. Imprescindible.

Acabada la tarde, antes de tomar el autobús de vuelta, disfrutamos de un frappé en uno de los bares con terraza que hay en el puerto pesquero. También hay un montón de restaurantes de pescado. Seguro que habría sido una buena elección haber venido a comer a Naousa. En fin, otro año será …

Por la noche, de vuelta a Parikia, acertamos a la hora de escoger Il sussurro del Pino para ir a cenar. Es un pequeño restaurante situado en un patio donde hay un gran pino donde siempre hay grillos (de ahí el nombre). La comida es una mezcla de comida italiana y griega. Nosotros probamos las especialidades griegas. La comida nos gusta mucho y además, a buen precio. La verdad es que en líneas generales estamos comiendo bastante bien en Grecia, con una cocina bastante parecida a la catalana, donde los productos naturales y de la tierra tienen una evidente preponderancia.

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