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INSTITUT PERE MATA, REUS. Visita al precedente modernista del Hospital de Sant Pau.

Pere Mata de Reus

El Institut Pere Mata de Reus es uno de los puntos imprescindibles de la Ruta del Modernismo de Reus, ciudad que llegó a ser considerada, a finales del siglo XIX, la segunda población en importancia de Catalunya. Junto a la también modernista Casa Navas, el Institut Pere Mata sitúa a Reus en la cúspide del modernismo catalán, tratándose ambas obras fruto del genio del fabuloso arquitecto Lluís Domènech i Montaner, el segundo arquitecto modernista en importancia tras Antoni Gaudí (que curiosamente nació y vivió sus años de infancia y juventud en Reus aunque nunca llegara a triunfar en la ciudad que lo vio nacer).

El Institut Pere Matara de Reus, que no es otra cosa que un hospital psiquiátrico, ha sido considerado el precedente inmediato del Hospital de Sant Pau de Barcelona, una de las obras magnas del modernismo catalán y que forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad. Ambos son obra de Domènech i Muntaner y la verdad es que no hay que ser ningún gran experto en arquitectura para darse cuenta de la semejanza entre ambas instituciones sanitarias por lo que refiere al diseño de las mismas. Los parecidos más evidentes hacen referencia a la estructuración del hospital en diversos pabellones (once en el caso del Pere Mata, aunque el número total de construcciones previstas incluidas capilla y servicios generales ascendía inicialmente a dieciocho) separados por amplios jardines, a fin de garantizar que la estancia de los enfermos fuera lo más agradable posible, así como el uso de la obra vista en la práctica totalidad de la construcción.


INSITUT PERE MATA DE REUS. BREVE HISTORIA.

El Institut Pere Mata de Reus es fruto del empeño del médico reusense Emili Briasó, que tras conocer las malas condiciones sanitarias (e, incluso, higiénicas) con que se encontraban los enfermos mentales ingresados en Ca l’Agulla (una casa donde el ayuntamiento de la ciudad recluía los locos de la población), se propuso construir una nueva institución sanitaria que se hiciera cargo de este tipo de enfermos.

Es en esta tesitura cuando se funda la Sociedad Manicomio de Reus formada por 35 bienhechores a los que el propio Emili Briasó se encargó de convencer y que sería la encargada de desarrollar el proyecto. Es a Lluís Domènech i Muntaner, amigo personal del primer de los presidentes de la Sociedad Manicomio de Reus, Pau Font de Rubinat, a quien se le encarga el diseño del nuevo hospital psiquiátrico.


Amplios jardines y paseos, pabellones aislados y separaciones según tipo de enfermedad, sexo y clase social serían los tres conceptos con los que Domènech i Muntaner basa el diseño del psiquiátrico, que recoge las nuevas corrientes europeas para el tratamiento de la salud mental, mucho más avanzadas que las vigentes hasta aquel momento. Entre ellas, destaca el hecho de construir un psiquiátrico a modo de que los internos no tengan la sensación de estar encerrados en el mismo. La sustitución de las verjas por vidrieras (eso sí, sustituyendo el plomo por hierro) o los amplios jardines de los que dispone el centro, por ejemplo, persiguen esta idea.

VISITA AL INSTITUT PERE MATA DE REUS

Por desgracia no son todos los pabellones del Institut Pere Mata los que tenemos la oportunidad de conocer durante la visita al centro. Ni mucho menos, puesto que la visita turística se limita al que es conocido como Pabellón de los Distinguidos que, eso sí, es el más bello de todos ellos. Este pabellón, como su propio nombre indica, era el encargado de alojar a los enfermos de mayor nivel económico. Es decir, era esta la primera clase dentro del psiquiátrico.

Una pena porque no tendremos la oportunidad de conocer, por ejemplo, el también bonito Pabellón de los Servicios generales, que dispone de elementos decorativos obra del fenomenal Eusebi Arnau (uno de los mejores escultores del modernismo que diseñó un ángel alado para la fachada del pabellón en cuestión) o de Eusebi Bru (uno de los grandes del mosaicismo modernista). Este pabellón está coronado por una magnífica torre de las aguas (un depósito) que es uno de los emblemas del Institut Pere Mata.

Lo que sí que tenemos la posibilidad de visitar, como digo, es el que es conocido como Pabellón de los Distinguidos. La visita se hace por libre, pero para ello, con la compra de la entrada te entregan un folleto plastificado con información acerca de las estancias que visitaremos.

La verdad es que la estancia en el psiquiátrico debió ser bastante más agradable aquí que en las distintas instituciones de finales del siglo XIX e inicios del XX. El hospital parece más un pequeño palacete que una institución sanitaria. Las estancias son amplias y están bellísimamente decoradas (de ello se encargaron algunos de los mejores artesanos del modernismo catalán, colaboradores habituales de Domènech i Muntaner). Además, varias de ellas estaban dispuestas para el entretenimiento de los internos, incluidas salas de juegos (una de ellas, dispone de un bonito billar) o salas de baile.

También las habitaciones disponían de comodidades bien poco habituales en aquel momento. Las habitaciones eran individuales (hay que tener en cuenta que a principios de siglo XX, por ejemplo en el Hospital de San Pau de Barcelona, las habitaciones hospitalarias solían ser una gran sala diáfana donde se podían situar una treintena de pacientes) y disponían de baño privado e, incluso de ducha.

Antes de entrar al Pabellón de los Distinguidos echamos un vistazo a su fachada. Como hemos comentado, está realizada en la misma obra vista en que años más tarde se diseñará el Hospital de Sant Pau. La cerámica a modo de azulejos está también ampliamente representada en la fachada. También podemos observar el uso de la piedra, enmarcando algunas de las aperturas, así como alguna de las esculturas, como un león alado, que representa la fortaleza. El escudo de Reus se encuentra también representado en la fachada del Pabellón de los Distinguidos, así como la Rosa, uno de los símbolos de la ciudad, como ya hemos visto durante nuestro paseo por la Ruta del Modernismo de Reus.



Entramos al edificio y enseguida comprobamos como las características y los materiales de construcción más habituales del modernismo se hallan presentes en el Pabellón de los Distinguidos del Institut Pere Mata. Arrimadores de cerámica, bellísimos vitrales, lámparas de hierro forjado o paredes esgrafiadas son ejemplos de ello. Los detalles son profusos en cada una de las estancias. El bello mosaico del piso es un ejemplo de ello, pero tampoco hay que perder detalle en la ebanistería que decorada varias de las estancias (en particular, el comedor y las distintas habitaciones) que es obra de Josep Prat, uno de los mejores artesanos catalanes en esta materia.

La estancia que da la bienvenida al Pabellón de lo Distinguidos es el Salón de lectura, música y reposo. Aquí pasaban gran parte del día los internos más pudientes el Institut Pere Mata. Se trata de una estancia de doble altura, cuyo suelo es de mosaico. Unas bellas columnas de mármol rosado soportan la balaustrada del primer piso que rodea la sala. Según parece, allí se disponía la orquestra en los días de baile. Las vidrieras policromadas de esta primera estancia, tanto las del bajo como las del primer piso, son estupendas y nos dan fe de la calidad de los acabados de este pabellón. Las bóvedas nervadas de la Sala de lectura, música y reposo están ornamentadas a base de cerámica bellamente decorada. Los muebles, modernistas, son los originales de aquel momento y obra, como comenté, de Josep Prat.




Igualmente espectacular es la siguiente habitación, que corresponde al comedor. La parte baja de las paredes están decoradas con un arrimador de cerámica. Por encima, son los esgrafiados de estuco quienes toman protagonismo. Encontramos aquí diseñadas, formas inspiradas en la naturaleza, tan habituales en el modernismo catalán, como árboles o naranjas. El mobiliario es aquí especialmente bello, aunque funcional.

La Sala de billar nos llama la atención por encontrarnos en un centro sanitario. Es este otro testimonio que nos da fe de la idea con que se había concebido el manicomio (así se lo llamaba a principios de siglo XX y así se siguió llamando hasta principios del XXI, cuando esta palabra quedó algo denostada): hacer más placentera la estancia a los internos, particularmente a los más pudientes, que pagaban grandes sumas de dinero por pasar allí largas temporadas. Los arrimadores de este salón del billar no son de cerámica si no de madera, como también es de madera el suelo de esta estancia.



En el primer piso encontramos las distintas habitaciones individuales del complejo. Destaca que cada dos habitaciones, disponen de un espacio común, a modo de pequeña sala de espera. Algunos internos, por las características de su enfermedad, no tenían la posibilidad de recibir las visitas en su habitación o en la sala común de la planta baja, de manera que una pequeña ventana en su habitación les permitía mantener contacto con los visitantes.

Cada habitación disponía de su propio váter de cerámica, algunos de ellos bellísima y sorprendentemente decorados con motivos florales. Incluso nos sorprendemos con algunos de los armarios que se muestran abiertos: dentro de los mismos se disponía un pequeño lavabo. La decoración de estas habitaciones es original. Los muebles, modernistas también disponen de una bonita decoración bajo la técnica de la marquetería. Sin embargo, las paredes tienen una decoración más simple que en la planta baja, pues la pintura ha sucedido al esgrafiado de la planta común. La ornamentación tiene, también aquí, carácter floral. La Casa Escofet fue la encargada del diseño del pavimento hidráulico, del que se mantiene el original.

En el extremo de esta primera planta encontramos los baños comunitarios, incluida una bañera de cerámica, a bien seguro, poco habitual en aquél momento.





Regresamos a la planta baja para terminar nuestra visita al Institut Pere Mata de Reus, una de las obras culminantes de Lluís Domènech i Muntaner fuera de la ciudad de Barcelona, precedente del Hospital de Sant Pau, el más bello del mundo, y uno de los momentos más sublimes del modernismo catalán. No se puede realizar la Ruta del Modernismo de Reus sin visitar el Institut Pere Mata.

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