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Excursión a Kakku desde el Lago Inle. El bosque de pagodas Shan.

La excursión a Kakku desde el Lago Inle es una de las más interesantes de realizar desde el que es uno de los lugares imprescindibles de Myanmar (podéis leer aquí nuestro post sobre el Lago Inle).

Kakku es un auténtico bosque de pagodas. Un lugar asombroso que se sitúa a hora y media del Lago Inle, en el Estado Shan. Es, además, un lugar sagrado para los budistas de este estado. Particularmente para los Shan y los Pa-O, las dos etnias principales por estas latitudes.

Durante la excursión a Kakku desde el Lago Inle pasaréis por varias poblaciones Pa-O, donde merece la pena detenerse a fin de poder conocer un poco a acerca de sus costumbres y atuendos. Si llegáis a Kakku desde Nyanungshwe (la capital mochilera del lago Inle) pasando por Taunggyi (capital del Estado Shan) pasaréis por poblaciones mas trilladas y acostumbradas al turismo.

Sin embargo, si llegáis a Kakku tomando la carretera que primero bordea el Lago Inle en dirección sur para posteriormente llegar a Kakku pasando por Kyauktalonegyi, pasaréis por villas nada acostumbradas a la llegada de occidentales. De ello os he hablaré en un post dedicado a los Pa-O.

EL BOSQUE DE ESTUPAS DE KAKKU

Kakku es un lugar francamente fascinante. Un auténtico bosque de estupas donde se ubican más de 2000 de ellas. Además, también encontraréis aquí algunos templos así como una suerte de urnas de piedra donde se dejan las cenizas de algunos monjes budistas que ya pasaron a mejor vida (o, quizá, se reencarnaron según su propia creencia).

La cuestión es que estamos en territorio Shan y aquí las estupas no son como las que hemos conocido en Yangón y Bagan, es decir, enormes y robustos monumentos. Aquí se trata de pequeñas estupas, generalmente menores a 4 o 5 metros de altura, pero que destacan por su esbeltez. Es decir, son mucho más altas que anchas, a diferencia de las enormes moles de Bagan. En este sentido, recuerdan bastante a las que visitamos en el Bosque de Estupas de Indein, durante nuestro recorrido por el Lago Inle, que aunque algo menos numerosas, son igualmente espectaculares. En este sentido, si no disponéis de medio día para llegar hasta Kakku os recomiendo que durante vuestra visita al Lago Inle incluyáis un recorrido por este lugar excepcional que es Indein.

La leyenda cuenta que este bosque de estupas habría sido edificado a partir del año 300 antes de Cristo. Sin embargo, la realidad es bastante más prosaica, pues la gran mayoría de estupas fueron alzadas a partir del siglo XVII. No se trata, para nada, de estupas reales ni construidas por parte de la nobleza de la época. Estos monumentos a la gracia de Buda son alzados por el pueblo llano, familias que no dudan en ahorrar lo poco que ingresan a fin de poder alzar una estupa. Todas ellas utilizan el ladrillo como material base de construcción. Se trata, sin embargo y a diferencia de Bagan, de un ladrillo que no está cocido, por lo que resulta especialmente frágil. Es por ello, que casi la totalidad de estupas de Kakku se encontraban en muy mal estado hasta hace pocos años. Sin embargo, las donaciones llegadas en los últimos años han dado lugar a que, poco a poco, se vaya restaurando el lugar. Eso sí, estas restauraciones (a menudo, reconstrucciones), no siempre llevan asociados criterios estrictamente históricos y artísticos, como ya hemos podido comprobar en otros yacimientos arqueológicos, para fastidio de los especialistas en arte, historia y arqueología a nivel mundial, lo que ha ido aparejado a que la Unesco no haya incluido ni tan solo a Bagan en la lista del Patrimonio de la Humanidad.




Por encima de la base de ladrillo, la mayoría de estupas del bosque de Kakku están revestidas de una suerte de cemento. Incluso algunas de ellas han sido pintadas o coloreadas. Y, como es habitual en este tipo de monumentos, también las estupas de Kakku son culminadas por las casi omnipresentes sombrillas y campanillas, cuyo incesante tintineo convierten la visita a este lugar en, incluso, más especial.

Buena parte de las estupas de Kakku están, además, decoradas con animales mitológicos, deidades varias y decenas de figuras humanas, algunas danzando y otras haciendo torres humanas. La verdad es que, algunas colonizadas por el moho y otras relucientes tras ser restauradas, convierten en auténticas maravillas a estos elementos religiosos. Como siempre, en cada estupa se localiza una suerte de hornacina (o varias) donde se ha depositado el correspondiente Buda.

Incluso encontramos un templo con un Buda yacente, algo bien poco habitual, pues lo corriente es encontrarlos en la posición de flor de loto o, a lo sumo, reclinados.
La verdad es que, como nos ha ido pasando durante todo el viaje a Myanmar, visitamos Kakku casi en soledad, más allá de algunos lugareños que se han acercado a tan sagrado lugar y algún otro occidental (un par de familias en este caso) que han hecho lo propio.

NOTA: si vas a viajar a Myanmar, quizá te interese leer:


CÓMO LLEGAR A KAKKU DESDE EL LAGO INLE.

Para llegar a Kakku desde el Lago Inle hay que alquilar un taxi o un coche con conductor. Cualquier hotel o Guesthouse del lago os lo puede gestionar. Si no, vosotros mismos podéis hablar con algún taxista, particularmente si os alojáis en Nyanungshwe.

Otros viajeros han contado la obligatoriedad de parar en Taunggyi, capital Shan, donde es precioso contratar los servicios de un guía de la etnia Pa-O por 5 USD. Según nos comentan, ya no es necesario este último punto (o al menos, esto fue lo que nos dijo nuestro conductor). Lo que sí hay que pagar es la entrada al recinto, que es de 3 USD o 3 € (o a pagar en moneda local, que os saldrá mejor)

Merece la pena que le digáis al taxista que también queréis parar en alguna aldea Pa-O. Este es un recorrido bastante habitual de manera que, como os digo, no tendréis problema en contratarlo. Y si no, preguntáis en el hotel. No deberíais pagar más de 40.000 o 50.000K por la excursión a Kakku desde el Lago Inle, que dura una mañana entera.

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