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Baños árabes de Jaén

Baños árabes de Jaén

Los baños árabes de Jaén son uno de los vestigios más importantes legados por la civilización árabe en Andalucía, durante los años de dominación musulmana. Y junto a la Catedral, el monumento más importante que ver en Jaén.

Cierto que los baños árabes de Jaén no tienen la importancia de otros grandes monumentos andalusís, como la Alhambra de Granada o la Mezquita de Córdoba. Sin embargo, la importancia de este lugar es tal, que los baños árabes de Jaén están considerados como los mejor conservados de España. Probablemente, junto a los de Ronda, en la provincia de Málaga.

CÓMO VISITAR LOS BAÑOS ÁRABES DE JAÉN

Primero de todo, os dejo el apartado práctico. Es decir, cómo visitar los baños árabes de Jaén.

Los baños árabes de Jaén se ubican en el subsuelo del Palacio de Villadompardo, que en la actualidad desempeña las funciones de centro cultural.

Este es el horario de visita de los baños árabes de Jaén:

Además de los lunes no festivos, los días 1 y 6 de enero y 24, 25 y 31 de diciembre, los baños árabes de Jaén permanecen cerrados.

En la actualidad, no hay que pagar entrada para visitar los baños árabes de Jaén. Es decir, se trata de una visita gratuita.

Merece la pena saber que la visita guiada a los baños árabes de Jaén está incluida en la muy barata visita guiada por Jaén (podéis mirar los horarios y reservar en este enlace). En esta visita guiada, también se conocen los refugios antiaéreos de la ciudad, con la entrada incluida.

LOS BAÑOS ÁRABES DE JAÉN, UN HALLAZGO DEL SIGLO XX, BAJO EL PALACIO VILLADOMPARDO.

Una curiosidad es que los baños árabes de Jaén estuvieron ocultos durante más de 3 siglos. Esta es la breve historia: se sabe que los baños árabes fueron edificados a principios del siglo XI siguiendo el modelo habitual de baños árabes que, en cierta manera, es heredero del modelo típico romano. De hecho, los baños árabes de Jaén se construyeron encima de lo que habrían sido unos baños romanos.

Aunque durante la segunda mitad del siglo XIII, ya tras la conquista cristiana, los baños árabes de Jaén siguieron desempeñando su función, lo cierto es que en los siglos siguientes cayeron en el olvido. Primero fueron convertidos en tenerías y posteriormente quedado sepultados bajo una nueva construcción, que en definitiva es lo que ha permitido que los baños árabes de Jaén hayan llegado a nuestra época en excelente estado de conservación.

Efectivamente, el Palacio de Villadompardo de Jaén fue construido, justo encima de los baños árabes de Jaén, por orden de Fernando Torres y Portugal, que era Virrey del Perú y ostentaba el título de I Conde de Villadompardo, otorgado por Felipe II en 1576.

Para alzar el nuevo palacio renacentista, se rellenó el subsuelo con los escombros de los baños árabes de Jaén. De esta manera, no fue hasta 1913 cuando Enrique Romero de Torres, hermano del famoso pintor Julio, descubrió la existencia de los baños árabes en los subsuelos del palacio, que por aquel entonces había sido adquirido por la Diputación de Jaén.

Las distintas restauraciones han dado lugar a que hoy en día, los baños árabes de Jaén se hayan convertido en uno de los más importantes focos turísticos que ver en Jaén. Una recuperación patrimonial, por cierto, que le valió el título Europa Nostra en 1984, en la categoría de conservación.

LA VISITA A LOS BAÑOS ÁRABES DE JAÉN

Los baños árabes de Jaén se configuraron siguiendo el habitual diseño de los baños árabes que, como dije, eran herederos de los baños romanos, cuyos vestigios hemos podido ver en muchas termas romanas.

Es decir, aquí encontramos las habituales salas fría, templada y caliente (los frigidarium, tepidarium y caldarium romanos), siendo esta última la más cercana al horno que se encargaba de calefactar todo el recinto.

Con el sistema hipocáustico diseñado también por los romanos, el calor se distribuía por el subsuelo de los baños árabes, gracias al falso suelo existente, soportado por pilares de ladrillos. También existían algo así como chimeneas ocultas entre los gruesos muros que separan las estancias, lo que también contribuía en el mantenimiento de la temperatura.

VESTÍBULO

Se ha recuperado lo que fue el vestíbulo de los baños árabes de Jaén. Se trata de una sala de unos 14 metros de longitud cerrada con bóveda de cañón que incluye hasta 18 luceras estrelladas, tan típicas de los baños de origen musulmán (aún ahora, las podemos ver en varios de os mejores baños turcos de Estambul).

En los extremos de este vestíbulo, sendos arcos en herradura sobre columnas, separan dos pequeñas alcobas. Los frescos almohades existentes en el vestíbulo fueron recuperados en una restauración acometida en 2019.

SALA FRÍA

La sala fría es muy similar a la anterior. Alargada, se cierra con una cúpula de medio punto y dispone de doce luceras estrelladas.

SALA TEMPLADA

La sala templada es la más impresionante de todas las existentes en los baños árabes de Jaén y, en cierta manera, la imagen de estos. Se trata de una sala cuadrangular, de algo más de once metros de lado, cerrada por una cúpula semiesférica soportada por arcos de herradura sustentados sobre columnas.

Tanto la cúpula semiesférica como el área que queda por fuera del espacio más central, disponen de sus lucernarios. Estos últimos ámbitos se cerraban también con bóvedas de cañón. Como todo el conjunto, el material principal de construcción es el ladrillo.

Esta sala servía algo así como sala de descanso y masajes, después de que los visitantes realizaran el ritual del baño en la sala caliente. En los laterales de la Sala Templada se disponían algunas piscinas que podíamos denominar más de relax. En espacio que queda por debajo de la cúpula, queda lo que parece una pequeña piscina o estanque. Es posterior ya, de cuando los baños árabes de Jaén fueron reconvertidos a tenerías, ya en época cristiana.

SALA CALIENTE

Por último, accedemos a la sala caliente, que era la más cercana al horno, de dimensiones y morfología similar a la sala fría y al vestíbulo. Es decir, se trata de una sala alargada (unos 15 metros) y cerrada con bóveda de cañón con lucernarios estrellados. Como en el vestíbulo, también en los extremos se abren sendas estancias.

Esta sala caliente era conocida también como Sala del Vapor, tal era la densidad del aire caliente existente. A diferencia de las demás salas, los suelos en esta ocasión no eran de mármol si no de piedra caliza, que facilitaba el mantenimiento de la temperatura de la sala.

Según parece, desde esta sala llegaba el suministro de agua tanto fría como caliente (en sendas estancias abiertas en la sala), que permitía alternar el baño de agua caliente, con el de agua fría, en lo que era el ritual del baño árabe.

La verdad es que visitar los baños árabes de Jaén es de lo mejor que podéis y debéis hacer en Jaén, una ciudad que nos sorprendió para bien y a la que merece la pena que dediquéis un día entero.

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