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10 COSAS QUE HACER Y QUE VER EN RÍO DE JANEIRO, BRASIL.

patrimonio humanidadQue ver en Río de Janeiro. La cidade maravilhosa. Así llaman a Río de Janeiro los propios brasileños. Desde luego hay muchas cosas que hacer y que ver en Río de Janeiro, de manera que para conocer la ciudad serán necesarios un mínimo de 3 días (mejor 4).

Río de Janeiro es descubierta a ojos europeos en enero de 1502, cuando la expedición portuguesa encabezada por Gaspar de Lemos alcanza la preciosa bahía de Guanabara. Sin embargo fue en la década de los sesenta del siglo XVI cuando se funda un primer asentamiento europeo en la zona. Y no son los portugueses, si no los franceses quienes son responsables de ello. Unos 10 años más tarde, y con el nombre de San Sebastián de Río de Enero, un sacerdote español, de nombre José de Anchieta, funda la ciudad.

El desarrollo de la ciudad, sin embargo, crece exponencialmente a partir del siglo XVIII y tras el descubrimiento de la existencia de minas de oro en la cercana zona de Minas Gerais. Excelente puerto natural que permitía la importación de oro, Río de Janeiro se convierte en la capital colonial del país, ya bajo autoridad portuguesa. Río se convierte, incluso, en capital del Reino de Portugal tras la huida a la colonia de toda la familia real portuguesa y su corte, tras la invasión Napoleónica.

Si vas a visitar Río de Janeiro, te interesa saber que se realizan visitas guiadas en español a los lugares más interesantes que ver en Río de Janiero (Corcovado, Pan de Azúcar, Maracaná, Sabódomo…), de la mano de un guía especializado. Son visitas de 1 día entero y se pueden reservar aquí.

Río pasa a ser, a partir de la declaración de independencia, la capital del Brasil. Eso sucede en 1822, cuando Pedro I de Brasil (que llegó a ostentar el título de Pedro IV de Portugal) declara su escisión de la metrópoli. Sigue siendo capital tras la caída de la monarquía y el advenimiento de la república en 1889 (justo un siglo después de la revolución francesa). Sin embargo, a partir de 1960 la ciudad pierde su capitalidad en favor de Brasilia. Claro que la preciosa ciudad carioca ha seguido siendo la favorita entre los visitantes que llegan al país.

Río de Janeiro es una ciudad enorme tanto en población (más de 6 millones de habitantes que se convierten en más de 12 si tenemos en cuenta su área metropolitana) como en extensión. Sin embargo, un sistema de público bastante eficaz permite llegar, sin mucha dificultad, a la mayoría de atractivos de la ciudad.
Aunque la lista de lugares que visitar en Río de Janeiro puede ser casi infinita, esta es nuestra lista de 10 cosas que ver y que hacer en Río de Janeiro.

DONDE DORMIR EN RÍO DE JANEIRO

Las MEJORES ZONAS PARA DORMIR EN RÍO DE JANEIRO son las de Copacabana, Leblon e Ipanema, mucho más seguras por la noche.

BEST WESTERN PLUS COPACABANA. Copacabana es la mejor zona donde alojarse en Río de Janeiro (la más segura y donde hay mejor ambiente). Y este hotel es toda una garantía, propia de todos los Best Western. Moderno, a 4 minutos de la playa y con un desayuno excelente. No os arriesguéis con el alojamiento d Río. Podéis ver los precios aquí.

10 COSAS QUE HACER Y QUE VER EN RÍO DE JANEIRO

1. VISITAR EL BARRIO DEL CENTRO.

Aunque esto podría ser una obviedad en cualquier ciudad, no está de más recordarlo en Río de Janeiro, pues el distrito Centro de Río de Janeiro, que supone el centro histórico de la ciudad no suele estar considerado, por la mayoría de turistas, como uno de los barrios más importantes que ver en Río de Janeiro. Aquí podremos encontrar la huella de la ciudad colonial. A nuestro paso saldrán preciosas iglesias con unos interiores barrocos y rococó de excepción, como los Monasterios de San Francisco y de Sao Bento. También conoceremos la plaza XV, donde se encuentra el antiguo Palacio Real de Río de Janeiro y el más actual Palacio de Tiradentes, primera cámara legislativa del Brasil independiente.

No hay que perderse tampoco el precioso Teatro Municipal o la nueva Catedral de San Sebastián, una de las más originales del mundo entero. Desarrollaré en un post todo nuestro recorrido por el Centro de Río de Janeiro.




2. SUBIR AL CRISTO CORCOVADO.

Nadie duda que entre las cosas que hacer en Río de Janeiro se tiene que incluir, sí o sí, la subida al Cristo Redentor o Cristo de Corcovado. Situado en un morro (uno de los múltiples montículos de origen granítico que se encuentran en la ciudad de Río) que se eleva hasta 706 metros sobre el nivel del mar y al cual se puede acceder subido a un nostálgico tren cremallera, el tren de Corcovado, que cubre el servicio desde 1884.

El Cristo Redentor o Cristo de Corcovado es una enorme estatua de 30 metros de altura, visible desde casi toda la ciudad y que fue escogida como una de las 7 nuevas maravillas del Mundo. Vaya por delante que esta elección nos parece más que exagerada. Comparar el Cristo Redentor con las pirámides de Egipto o con Chichen Itzá nos parece fuera de toda lógica. Sin embargo, no tengo ninguna duda en considerar la vista que se tiene desde el Cristo Redentor, como la vista urbana más bonita del mundo.

Las ENTRADAS para ver el Cristo Redentor se terminan pronto o hay que hacer mucha cola. Merece la pena tenerlas reservadas mediante una EXCURSIÓN ORGANIZADA EN ESPAÑOL. Esta es la que tiene MEJOR RELACIÓN CALIDAD-PRECIO y la MÁS RECOMENDADA en la red. La puedes contratar en este enlace.


3. TOMAR ALGO O CENAR EN GAROTA DE IPANEMA.

Quizá sea este el local más mítico de la ciudad. Aquí es donde Vinicius de Moraes escribió una de las canciones más conocidas de la bossa nova (de la que el local ha terminado por tomar su nombre), esta samba de ritmos lentos que esta canción popularizó en el mundo entero.

De Moraes solía reunirse aquí con el compositor Carlos Jobim y juntos crearon una de las canciones más conocidas de la historia. Según nos cuentan, la chica de Ipanema existió y tenía nombre y apellidos. Se trataba de una preciosa chica, de nombre Heloida, que hacía cada día el recorrido hacia la playa, pasando por delante del local donde De Moraes y Jobim solían reunirse para tomar una cerveza. La comida (y la bebida, pues qué mejor lugar que aquí para tomar una caipirinha, aunque no será de las mejores que probemos en Río) no me pareció nada caro y, ciertamente, estaba bastante rico. Sin embargo, el servicio fue extremadamente lento.

Tras la cena, si se desea, se puede completar la velada escuchando bossa nova en Vinicius, justo enfrente de Garota de Ipanema. Acudir a un local a escuchar música en directo es otra de las cosas que hacer en Río.

4. VISITAR UNA FAVELA.

Sí, no todas las favelas son peligrosas. Las hay que se consideran pacificadas (es decir, controladas por la policía y libres de delincuencia) y son seguras si se visitan a la luz del día. Hay que ir relajados pero, desde luego, sin hacer muchas ostentaciones. De manera que si se quiere conocer un poquito acerca de la realidad social de la favela, acudir a una de ellas es una de las cosas que hay que hacer en Río de Janeiro. Nosotros visitamos la Favela de Santa Marta y lo explicaremos en un próximo post.

Una manera especialmente interesante de visitar las favelas es mediante una EXCURSIÓN ORGANIZADA EN ESPAÑOL. Es la manera de poder comprender lo que significa la vida en un lugar como este y de la forma más segura. Puedes contratar la excursión en este enlace.

5. VER UN PARTIDO DE FÚTBOL EN MARACANÁ O AL MENOS, VISITAR EL CAMPO DE FÚTBOL MÁS FAMOSO DEL MUNDO.

El fútbol es el deporte rey en Brasil. De esto no hay ningún género de duda. Tampoco genera controversia que el estadio de Maracaná es uno de los más míticos del mundo entero. Quizá el que más. Lo ideal es poder visitar el estadio durante un partido de los varios equipos de Río que disputan aquí sus partidos como local. Pero esto puede no ser siempre posible. Este fue nuestro caso, pues nuestra visita a Río de Janeiro no coincidió con ningún partido de Flamengo, Fluminense o Vasco de Gama.

Si este es el caso, y teniendo en cuenta que uno de los monumentos que hay que ver en Río de Janeiro es el estadio de Maracaná (sí, el estadio debe ser tratado como un monumento), vale la pena acudir a una de las visitas al estadio donde se podrá descubrir como son los vestuarios, la sala de prensa, los palcos o los banquillos, por ejemplo. Existe la posibilidad de hacer una visita guiada o hacer la visita por tu cuenta, siguiendo un itinerario establecido. Nosotros optamos por esta segunda opción y la verdad es que valió mucho la pena.


6. ACUDIR A LAS PLAYAS DE RÍO DE JANEIRO.

A nadie se le ocurriría visitar Río de Janeiro y no acudir a algunas de las playas urbanas más famosas del mundo. De las muchas que hay en la Cidade Maravilhosa, las más conocidas son las de Copacabana e Ipanema (y Leblón, que es la extensión de esta última).

Curiosamente, en las playas de Río de Janeiro bañarse es lo de menos. El agua no suele tener la temperatura de las aguas caribeñas y, además, las corrientes pueden hacer que la experiencia no sea muy placentera. Veremos gente en el agua, por supuesto, pero el espectáculo suele estar fuera. Los muchachos jugando al fútbol o al futvolley, este deporte típicamente brasileño, harán las delicias de los visitantes. Vale la pena pasear, con tranquilidad, tanto por la orilla como por el paseo marítimo, y disfrutar con la vida que aquí se desarrolla, con el extremado culto al cuerpo que profesa el carioca, con los tangas y las cangas (los pareos) y con los deportistas corriendo, patinando o pedaleando a lo largo del paseo. Y cuando nos cansemos, solo hay que tomar asiento en uno de los múltiples puestos y disfrutar de un riquísimo y natural zumo de frutas o de una fresquita caipirinha. Desde luego, una de las cosas que hay que ver en Río de Janeiro son sus playas.


7. SUBIR AL PAN DE AZUCAR

Nadie puede dudar que, al igual que subir al Cristo Rendentor, la subida al Pan de Azúcar es uno de los imprescindibles de Río de Janeiro. Nadie puede marcharse de Río sin subir al Pan de Azúcar. Sería como ir a Agra y no visitar el Taj Mahal.

El Pan de Azúcar es un enorme montículo granítico (los hay a decenas en Río) que se sitúa en una pequeña península separando los barrios de Botafogo y Copacabana. Para subir los 396 metros del Pan de Azúcar es necesario tomar un teleférico que tiene una estación intermedia en el no menos espectacular Morro da Urca, que tiene una altura de 220 metros.
Las vistas tanto desde el Morro da Urca como desde el Pan de Azúcar son espectaculares, como no puede ser de otra manera, pudiéndose distinguir las playas de Ipanema, Botafogo o Flamengo, los distintos morros de la ciudad, incluido el que es coronado por el Cristo Redentor o buena parte de la bahía de Guanabara, con la ciudad de Niteroi conectada con la de Río por el puente homónimo, verdadera obra maestra de la ingeniería. Desde luego, subir al Pan de Azúcar es una de las cosas que todo visitante debe hacer en Río de Janeiro.

También para subir al Pan de Azúcar es habitual tener que hacer LARGAS COLAS. Para evitarlas podéis tener reservada la entrada mediante una EXCURSIÓN ORGANIZADA EN ESPAÑOL. Esta es la que tiene MEJOR RELACIÓN CALIDAD-PRECIO. Os llevarán tanto al Cristo Redentor como al Pan de Azúcar. Puedes mirar los precios y contratar la excursión en este enlace.


8. DIFRUTAR DE LOS ZUMOS DE FRUTA LOCALES.

Brasil es uno de los paraísos de la fruta tropical y subtropical. Y un buen lugar para disfrutar de ellos es en las múltiples suquerias que se ubican, sobretodo, en la mayoría de esquinas de casi todos los barrios de Río de Janeiro. Las hay en Ipanema, en Copacabana, en el distrito Centro, en Lapa y realidad en todo río. No es difícil encontrarlas. Sin embargo, escoger entre las decenas de sucos, como los llaman ellos, ya no es una tarea tan fácil. Quizá sea este un buen momento para degustar alguna de las frutas que no encontramos en nuestro país. El acierto está asegurado.

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9. VISITAR EL PALACIO DE CATETE.

La verdad es que la visita al Palacio de Catete o Museo de la República ha sido una auténtica sorpresa. Había leído acerca de la belleza del mismo, pero nunca llegué a pensar que se tratara de un palacio digno de cualquier monarquía absolutista como los que encontramos en Europa, tanto en Francia, como en Austria, Alemania o España.

El Palacio fue construido por el Barón de Nova Friburgo, Antonio Clemente Pinto, un industrial cafetero de mucho éxito durante el siglo XIX. Es obra del arquitecto alemán Friedrich Gustav Waehneldt. Sin embargo, a la muerte del Barón, sus hijos venden la propiedad a una empresa que proyectaba la construcción de un hotel de lujo en el palacio de Nova Friburgo, que es el nombre por el que se conocía a la majestuosa construcción. La cuestión es que el país entra en una crisis económica de bastante importancia de manera que el proyecto jamás se lleva a término y el palacio acaba convirtiéndose en sede del poder ejecutivo del país, hasta que el 1960, éste se traslada a Brasilia.

Como digo, el interior del palacio parece el de alguno de los palacios de los luises franceses o de la casa de Austria. Grandes salones perfectamente decorados, con enormes espejos de bordes dorados, pesadísimas y ostentosas lámparas colgando del techo y unas pinturas al fresco excepcionales en prácticamente todas las habitaciones que visitamos. Los propios nombres de las estancias del Palacio de Catete pueden hacernos entender sobre su belleza: salón pompeyano, morisco, francés o veneciano, por ejemplo. Sin embargo, mejor que os deje unas fotos y así lo comprobáis vosotros mismos. Desde luego, el Palacio de Catete es uno de los monumentos que hay que ver en Río de Janeiro.


10. COMER EN UN RESTAURANTE A KILO.

Restaurantes a kilo (a quilo, como dicen aquí) los hay a centenares y en todos los rincones de Río de Janeiro. Pero donde más densidad de ellos nos ha parecido encontrar ha sido en el distrito Centro.

El mecanismo es fácil: se trata de un bufet con múltiples platos donde el comensal se va sirviendo lo que desea. Cuando está listo se lleva el plato a la caja, se pesa y se paga (o te entregan un ticket para que pagues al final). La bebida y el postre suelen pagarse a parte. La verdad es que los dos que he probado estaban riquísimos. Escoger un restaurante a quilo donde haya bastante clientela suele ser una elección segurola. En mi caso, por ejemplo, el restaurante a quilo cercano al Monasterio de Sao Bento estaba lleno de estudiantes, por una parte, y de trabajadores ejecutivos con americana y corbata, por otra. El acierto fue total y, además, no suelen ser sitios caros, con un precio que oscila entre los 3.5 y los 6 reales por 100 gramos.


Y con esto termino la lista de las 10 cosas que hay que hacer y que hay que ver en Río de Janeiro. Me dejo muchísimas! Acudir a algún sitio de samba, visitar la Escalera de Selaron y los Arcos de Lapa, acudir a alguno de los múltiples mercadillos que se encuentran repartidos por toda la ciudad (como el mercadillo Hippy de Ipanema) o visitar el Jardín Botánico podrían ser otras cosas que ver o que hacer en Río de Janeiro. Desde luego, la capital carioca da para mucho.

Os recomiendo también este post, donde Patri Rojas, en su blog la Cosmopolilla, nos cuenta su experiencia visitando Brasil, Río de Janeiro incluído.

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