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ARUBA. Entre playas caribeñas y diamantes.

La visita a la isla de Aruba supone la última escala de nuestro crucero por el Caribe, que a bordo del navío Monarch de Pullmantur nos ha llevado a visitar algunas de los más bellos enclaves de estas latitudes.

Tras haber visitado Curazao, esta es la segunda de las antiguas Antillas Holandesas que tendremos la oportunidad de conocer.

ARUBA. BREVE HISTORIA.

La historia de Aruba es bastante paralela a la que ya hemos conocido en Curazao, otra de las antiguas Antillas Holandesas. Tras los últimos acuerdos llevados a término este mismo siglo, ambas islas son ya países independientes dentro del Reino de los Países Bajos, con una autonomía prácticamente absoluta en relación a la metrópolis, con constitución y leyes propias y con moneda también propia que, por cierto, lleva el nombre de la antigua moneda holandesa, el florín. Como curiosidad, comentar que Aruba no forma parte de la Unión Europea, al igual que las Islas Caimán que pertenecen al Reino Unido, y a diferencia de la Guyana francesa que pese a encontrarse en Sudamérica sí que forma parte de la Unión Europea.

Atrás, pues, quedaron los años de dominio español, cuando el territorio habitado por los indios Caribe fue colonizado en las postrimerías del siglo XV. A partir de 1636 fueron los holandeses quienes se hicieron con la plaza, aunque por breves periodos de tiempo, Aruba fue controlada también por los británicos (tal y como pasó también en Curazao) y los daneses. Sin embargo, a partir de 1848, Aruba pasa a formar parte de las Antillas holandesas, territorio dependiente de los Países Bajos. En los últimos 50 años, el camino hacia el autogobierno no se ha detenido en ningún momento, de manera que pese a no gozar de una independencia absoluta, actualmente Aruba goza de una consideración de país independiente dentro del Reino de los Países Bajos, con constitución, leyes y moneda propia.

El turismo es la industria más importante y que emplea a más lugareños en este pequeño país. El comercio (en particular de joyas) también tiene importancia en el PIB de Aruba. Por último, no hay que olvidar que Aruba, además, está incluido dentro del listado de los países considerados como paraísos fiscales, de manera que su banca tiene también especial importancia dentro de la estructura económica del país.

Aruba es el paraíso de las compras. Es por esto que no son pocos los pasajeros de nuestro crucero que tienen marcada a fuego esta escala como su gran posibilidad para comprar joyas (particularmente diamantes) o relojes. Nada más salir del puerto, son varios los centros comerciales que se dedican a este comercio e, incluso, los mismos cruceros ofrecen información acerca de donde se pueden conseguirse las mejores compras. Los bajos impuestos en Aruba, junto al tradicional comercio de diamantes en los Países Bajos, que supone una de las industrias más prósperas, hacen de este país un auténtico paraíso para los amantes de estas joyas.

No es nuestro caso, de manera que optaremos por el otro gran atractivo de la isla: sus bellezas naturales y, particularmente, sus playas (algunas de las mejores playas del Caribe).

QUE VER EN ARUBA. UN TOUR POR SUS BELLEZAS NATURALES PARA TERMINAR EN LA PLAYA.

Con el fin de poder aprovechar al máximo las 9 horas que el crucero permanece atracado en el puerto de Aruba nos apuntamos a una excursión que a bordo de una furgoneta nos llevará a conocer algunos de los enclaves más bellos de la isla, para dejarnos, finalmente, en una de las más conocidas playas de la isla.


Nuestra primera parada la realizamos en las Formaciones Rocosas de Casibari. Se trata de un conjunto de grandes rocas monolíticas formadas de diorita de cuarzo que forman unos curiosos montículos de varias decenas de metros altura. Desde la cima de estas elevaciones se divisa una bonita panorámica de gran parte de la isla, incluida una de las pocas montañas de cierta altura de las que dispone Aruba y que se encuentra a pocos kilómetros de distancia. Se desconoce el origen se estas formaciones geológicas, pero la verdad es que su visita merece la pena.

En esta zona podemos observar con detenimiento un buen número de ejemplares de los curiosos cactus que parecen crecer de forma indiscriminada por todos los recodos de la ínsula. Y, aunque nuestra guía nos comenta que son tres las especies de cactus que crecen en Aruba, lo cierto es que la gran dominante es la especie más espectacular de los tres, el Stenocereus griseus. El paisaje, por momentos, parece recordar el que tenemos asimilado al oeste de los Estados Unidos, habida cuenta de la gran densidad de cactus que hallamos de forma continua, durante decenas de kilómetros.






La siguiente parada la hacemos en la costa. Pero no en la playa. Aunque Aruba es conocida por presentar algunas de las mejores playas del Caribe, parte de su costa es agreste, presentando una serie de paisajes de origen volcánico francamente impactante. Uno de los elementos naturales más interesantes es el que es conocido como el Natural Bridge. Se trata de un arco natural que toma la forma de un puente y que tiene calizo coralino. Se localiza en la costa nordeste de Aruba, la más impactante de la isla.

Además del bello puente natural, encontramos aquí un buen número de rocas de origen volcánico situadas en la propia orilla, donde las olas rompen con fuerza y con gran estruendo. Justo en esta zona se encontraba otro puente natural, de mayores dimensiones y que causó colapso en 2005. Estos puentes se forman debido a la erosión producida por los constantes golpes del oleaje sobre este tipo de roca caliza de tipo coral.




Tras una parada de poco más de 20 minutos retomamos rumbo al norte donde se encuentra otro de los puntos más turísticos de Aruba. Se trata del faro California, situado en una estratégica localización, casi en forma de península, que permite controlar las costas norte, oeste y sud de Aruba. Aunque el faro está en remodelación, la vista que tenemos enfrente nos permite disfrutar de una bella panorámica.

Mirando a la costa este de la isla, observamos una serie de pequeñas dunas de fina arena. Son las dunas California, conocidas también como Hudishibana. El mar de la costa oeste, en cambio, es de un bellísimo color azul claro, siendo fácil vislumbrar el arrecife de coral que crece a unos centenares de metros de la costa.

LAS PLAYAS DE ARUBA

La siguiente parada es la más esperada por la mayoría de viajeros que hemos optado por la excursión. Se trata de poder disfrutar de alguna de las maravillosas playas de fina arena de Aruba, que se encuentran de forma casi invariable, dentro de los habituales listados de las playas más bellas del mundo

Pararemos en Palm Beach, quizá la zona más conocida de playas, aunque es posible también hacerlo en Eagle Beach, que se encuentra a pocos kilómetros de distancia. Dispondremos de un par de horas para disfrutar de Palm Beach

Palm Beach es una larguísima franja marítima situada en la costa oeste de la isla. Se trata de, al menos, dos o tres kilómetros seguidos donde las playas se suceden una tras otra. La arena es finísima y de un color blanco cegador. Las playas de un azul clarísimo, una tonalidad que en este viaje por el Caribe se nos está haciendo habitual. No va ser fácil volverse a acostumbrar a los azules marinos del mediterráneo. El agua está templada, al igual que en Curazao o en el Archipiélago de San Blas y es, además, extraordinariamente transparente

Son varios los chiringuitos que se localizan en Palm Beach a pocos metros del agua e, incluso, algún palafito construido sobre la misma superficie marítima. Algunos sirven copas, como corresponde. En otros se pueden alquilar servicios, como hamacas, parasoles de paja o minicruceros en una suerte de barco pirata que promete llevarte hasta alguna zona cercana donde realizar algunos de los mejores snorkel del caribe. La primera línea del paseo marítimo, se la reparten algunas de las más conocidas cadenas hoteleras del mundo entero, como Hilton o Riu.

Quizá esto afee un poco el paisaje, de manera que en este sentido son algo más bellas las playas que se encuentran también la costa oeste de Aruba pero un poco más al sur, ya a pocos kilómetros del puerto de Orangestad. Una de las más conocidas es la que recibe el nombre de Eagle Beach. La arena es igual de blanca y las tonalidades de azul del Caribe repiten las de Palm Beach. Sin embargo, la primera línea de mar no está copada por hoteles de proporciones colosales si no de pequeñas villas que no afean tanto el paisaje

Tras casi dos horas disfrutando del sol del caribe en Palm Beach regresamos a Orangestad. Antes de retornar al Monarch aun tendremos tiempo para dar un paseo por la capital de Aruba. La visita nos confirma lo que sabíamos: Aruba es un gran emporio comercial donde el comercio de diamantes, relojes y joyas varias es una de las actividades más importantes. También encontramos durante nuestro paseo por un par de mercados de artesanía donde comprar baratijas varias.


La visita a Aruba supondrá nuestro último contacto con las playas caribeñas que tan buen recuerdo nos dejarán en este Crucero por el Caribe.

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