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Cueva Seokguram en el Parque Nacional Gyeongju, Patrimonio de la Humanidad.

Visitar la Cueva Seokguram suele suponer el complemento perfecto a la visita al Templo Bulguksa que, a su vez, suele ser una de las excursiones más habituales y fáciles de realizar desde la ciudad de Gyeongju, la antigua capital del Reino Silla.

Tanto la Cueva Seokguram como el Templo Bulguksa forman parte de la listas del Patrimonio Mundial de la Humanidad, lo que añade interés a ésta visita. Sin embargo, aunque se trata de una cueva budista, para nada os penséis que os vais a encontrar con una de las grandes cuevas budistas habituales en Asia o China, como las Cuevas Yungang de Datong o las Cuevas Longmen de Luoyang, de la que ya os hemos hablado. La Cueva de Seokguram es una única cueva, de tamaño bastante pequeño y, por cierto, artificial.

CÓMO LLEGAR A LA CUEVA SEOKGURAM DESDE GYEONGJU.

No hay transporte directo desde Gyeongju hasta la Cueva Seokguram. Primero hay que tomar el autobús 10 o 11 hasta el Templo Bulguksa. Una vez allí, hay que tomar el autobús 12 hasta la Cueva Seokguram.

Para visitar la Cueva Seokguram hay que pagar una entrada de 5000W.

LA CUEVA SEOKGURAM, UNA CUEVA ARTIFICIAL.

La Cueva Seokguram fue construida a partir del año 751 en el Monte Tohamsan, que hoy forma parte del Parque Nacional Gyeongju, a menos de 20 kilómetros de la capital del Reino Silla, Gyeongju. Recordemos que ésta ciudad se había convertido en el centro cultural y económico de una primera Corea Unificada, además de significar un importante foco budista, como prueba la existencia de ésta cueva y la del cercano templo de Bulguksa. Los trabajos se completaron tras 24 años.

Sin embargo, lo que llama la atención en esta Cueva Seokguram es que no se trate de una cueva natural, al estilo de las existentes en China o India, que fue donde se originaron este tipo de lugares sagrados, si no artificial. El motivo por el cual la Cueva Seokguram de Corea es artificial no es otro la dificultad extrema que suponía el labrar la montaña coreana, habitualmente formada de granito duro, a diferencia de las cuevas existentes en India o China. De ésta manera, en Seokguram decidieron construir una cueva artificial apilando piedra sobre piedra. Según leemos aquí, se trata de la única cueva del mundo artificial.

LA VISITA A LA CUEVA SEOKGURAM DE GYEONGJU

Llegamos a la Cueva Artificial de Seogkuram en el autobús público que procede del Templo Bulguksa. Para acceder al sendero de acceso hay que pagar una entrada en la taquilla. Enseguida encontramos un precioso pabellón de estilo coreano, alzado sobre la pendiente del terreno y sustentado en grandes columnas de madera. Es la Torre de la Campana.

A partir de aquí empieza un sendero ancho que transcurre por el Parque Nacional Gyeongju, entre arroyos. En poco menos de 10 minutos llegamos a un espacio donde se encuentran algunos templetes. Un poco más arriba ya se encuentra la gruta Seokguram.

Esta cueva, bastante pequeña, se dispone primero en una antecámara cuadrada que se sigue de una rotonda. Es desde este espacio donde podemos contemplar la gran imagen de Buda que queda detrás de un cristal. La verdad es que llama bastante la atención esta protección que no suele ser habitual ni en los templos ni en las Cuevas Budistas.

La imagen del gran Buda se ubica al fondo de un corredor, que es donde se sitúan 4 Devas, que son las habituales deidades budistas que encontramos en todos los templos. Dos se sitúan a la derecha del corredor y dos a la izquierda. Están labrados sobre piedra.  Aún por delante de este corredor encontramos esculpidos ocho guardianes guerreros.

Por lo visto, para construir esta cueva artificial y particularmente el techo circular, fueron utilizadas unas 360 piedras muy anchas y planas, superpuestas. Sin embargo, de una u otra forma, esta cueva queda revestida, de manera que no se pueden apreciar estas piedras.

El Buda que podemos visualizar al fondo del espacio tiene una altura de 3.26 metros y está subido encima de un pedestal de piedra. Está esculpido sobre granito duro y la verdad es que, como casi todas las imágenes de Buda, ofrece una enorme sensación de paz. Solo interrumpida, porque el espacio en la antecámara es ciertamente pequeño, de manera que, ante la presión del resto de visitantes, no podemos mantenernos allí más que unos pocos segundos. Por detrás de Buda se esculpieron otras deidades, aunque la verdad que no resulta nada fácil contemplarlas desde la situación donde estamos, varios metros por delante y tras un cristal.

Lo cierto es que el Buda es bonito y el lugar donde se ubica, también. Sin embargo, no es menos cierto que, vistas algunas grandes cuevas budistas de Asia, ésta Cueva Seokguram resulta un pelín decepcionante. Quizá porque no me había documentado suficientemente y esperaba una cueva bastante mayor y un Buda también de algo mayor tamaño. Lo que no quita que lo vista sea ciertamente bonito.

Tras visitar la Gruta Seokguram regresamos al aparcamiento, donde tomaremos el autobús de regreso al Templo de Bulguksa. Allí enlazaremos con el que nos llevará, de nuevo, a Gyeongju.

Foto de portada: Yonhap News, vía korea.net

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