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Excursión a La Isla de los Uros y Taquile en el lago Titicaca.

Excursión a la Isla de los Uros

La excursión a la Isla de los Uros es la más importante que se hace desde Puno, la ciudad peruana más importante situada a orillas del Lago Titicaca y uno de los destinos más importante en cualquier viaje a Perú.

Casi que me atrevería a decir que no hay viajero que llegue a Puno y no realice la excursión a la Isla de los Uros.

Lo que hicimos nosotros fue reservar la excursión de día completo que permite conocer en la misma jornada la Isla de los Uros y la Isla Taquile, donde viven los indios taquileños.

En este artículo os contaré cómo es la Excursión a La Isla de los Uros y Taquile en el lago Titicaca, que fue una de las mejores excursiones de Perú, durante nueestro viaje al país.

LA ISLA DE LOS UROS

Tras recogernos en el hotel a primera hora de la mañana, nos llevan al puerto donde tomaremos una embarcación rápida que nos llevará al primer destino del día: la Isla de los Uros.

Ante nosotros se abre el tercer mayor lago de Sudamérica y el lago navegable que se encuentra a más altura de todo el mundo. Hablo del lago Titicaca, uno de los destinos más míticos de todo el continente americano.

Solo algunos datos para comprender la inmensidad de este lago situado a 3812 metros sobre el nivel del mar y que actúa como frontera natural entre Perú y Bolivia: su longitud supera los 200 km y su anchura, los 65, para completar una superficie de 8562 km cuadrados. Su punto más profundo se sitúa a casi los 280 metros.

Pues bien, en el lago Titicaca viven los indios Uros, que hablan la lengua aimará y que habitan unas 80 islas flotantes artificiales que ellos mismos se encargan de construir con totora, un junco acuático que crece en el lago Titicaca.

De hecho, la embarcación se abre paso entre el laberinto formado por los juncos de totora que crecen en el Titicaca.

Una particularidad de la excursión a la Isla de los Uros desde Puno es que la isla que se visita va rotando día a día, a fin de favorecer a todas la comunidad, que en pleno siglo XXI vive esencialmente del turismo.

Para visitar la isla hay que pagar una entrada casi simbólica de 10 soles, qué va a repercutir en toda la comunidad.

Cada isla flotante acomoda a entre cuatro y cinco familias y entre 20 y 25 personas. Se trata de islas pequeñas, de no más de unas pocas decenas de longitud cada una de ellas. En otras islas algo mayores, se localizan la escuela primaria (no disponen de escuela secundaria) o la iglesia (los Uros practican el sincretismo religioso, una mezcla de cristianismo con prácticas ancestrales).

Durante la visita a la isla, los indios Uros nos enseñan sus viviendas construidas también con totora y nos cuentan cómo edifican sus islas flotantes de la nada.

Nos cuentan también que ya solo los viejos y los niños viven en las islas, siendo cada vez más los jóvenes que marchan a Puno u otros lugares, para no regresar jamás. Al fin y al cabo, buscan una prosperidad que difícilmente encontrarán en estas bucólicas Islas de los Uros. Visto así, no resulta difícil comprender que este modo de vida tiene fecha de caducidad y que la cuenta atrás ha empezado ya.

Los Uros, que son pescadores y practican aún el trueque, viven ahora casi de forma exclusiva del turismo. Por este motivo se afanan en agradar al viajero, vistiendo los mismos ropajes que hace siglos, recibiéndote con bailes, invitándote a entrar a sus sencillas viviendas o intentando vender algo de artesanía.


También nos invitan a vestirnos con sus vestidos tradicionales. Tengo que insistir para que Isa se disfrace.

Eso sí, aunque en algunas ocasiones he oído que en cierta manera se trata de un circo para los turistas, yo no puedo estar más en desacuerdo con esta aseveración. Los Uros viven allí, visten sus ropajes y nos muestran cómo es su día a día. Esta es su realidad y ello no es ningún circo.

Abandonamos la Isa de los Uros abordo de una bonita barca realizada también en totora. Nos llevan a una segunda isla, que hace las veces de isla central, con un sencillo restaurante.

La verdad es que la excursión a la Isla de los Uros desde Puno merece mucho la pena. Y eso que no ha hecho más que empezar, porque la siguiente parada la haremos en la Isla Taquile.

LA ISLA TAQUILE EN EL LAGO TITICACA

Como os comenté, nosotros reservamos la Excursión a la Isla de los Uros y la Isla Taquile, de manera que tras hora y media de navegación por el lago Titicaca, llegamos a nuestro segundo destino.

En la Isla Taquile viven los indios taquileños, en un número aproximado de unos 2500. A diferencia de Uros que son de origen aymara, los taquileños son que quechuas.

Los taquileños son ganaderos (durante nuestra estancia veremos varios rebaños, particularmente de ovejas) y agricultores, pero también trabajan con excelencia el textil hasta tal punto que la cultura textil de Taquile fue incluida en la lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

También los taquileños nos reciben con sus ropajes típicos y con sus danzas. Y nuestro guía, Giovani, nos explica exactamente qué significado tiene cada elemento de su ropa. Por ejemplo, mujeres solteras y casadas visten algo diferentes, y las autoridades de la isla, usan también ropajes tradicionales diferenciados.

Luego nos fotografiamos con ellos. Nadie pone impedimento. Tampoco piden dinero a cambio.

Tras la recepción realizamos un pequeño trekking hasta lo más alto de la isla, casi a 4000 metros sobre el nivel del mar. No son más de 40 minutos de paseo. Durante el trayecto vemos varias de las seis puertas (arcos adovelados, en realidad) que dan la bienvenida a cada una de las seis comunidades de la Isla Taquile.

Pero sí: el paisaje es agradable. Y el paseo, también.

Después descendemos hasta la playa Kollata, una bellísima bahía, donde tenemos el almuerzo en un pequeño restaurante con vistas a la playa.

Comemos sopa de quinoa y trucha del lago Titicaca, el manjar más habitual y típico de los taquileños. Tras la comida, se impone un breve paseo por la playa antes de regresar a Puno.

Os aseguro que la excursión a las Islas de los Uros y a Taquile desde Puno merece mucho la pena y es uno de los imprescindibles de cualquier viaje a Perú.

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