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Qué ver en Manresa en 1 día

Qué ver en Manresa
Qué ver en Manresa en 7 lugares imprescindibles. Visitar Manresa en 1 día, recorriendo su centro histórico en una visita guiada.

Manresa es una ciudad catalana, capital de la comarca del Bages, situada a unos 50 kilómetros de Barcelona.

Bien conectada con Barcelona por carretera (unos 50 km) y algo peor en tren (se requiere hora y media para completar el recorrido en tren de cercanías), los lugares que visitar en Manresa tienen suficiente interés como para dedicarle una jornada entera.

La huella que dejó San Ignacio de Loyola durante los once meses que pasó en la ciudad de Manresa, así como algunos de los testigos de su pasado medieval, incluida la maravillosa iglesia gótica de la Seu y el Carrer del Balç, son el hilo conductor de la muy interesante ruta guiada por Manresa que reservamos aquí (la ofrece Turismo de Manresa, mirad los horarios, porque se no realiza cada día).

Manresa, además, puede servir como base para visitar otros lugares de interés de la comarca del Bages, incluidas la Montaña de Sal de Cardona o el Monasterio de Sant Benet de Bages, una de las grandes joyas del románico catalán.

En este artículo os voy a comentar los lugares imprescindibles que ver en Manresa en 1 día.

QUÉ VER EN MANRESA EN 1 DÍA

Estos son los lugares más importes que visitar en Manresa, una ciudad en que todo queda a mano, de manera que os podéis olvidar del coche y del transporte público, durante el paseo por la ciudad.

LA BASÍLICA DE LA SANTA SEU

Desde luego, el edificio religioso más importante que ver en Manresa es la Basílica de la Santa Seu, una de las grandes joyas del gótico en Catalunya. Las obras se empezaron en 1328, aunque no se completó hasta entrado el siglo XX. La fachada principal, por ejemplo, es ya neogótica.

Se sabe que el maestro de obras de este templo de proporciones catedralicias fue Berenguer de Montagut, quien también se encargó de los trabajos de Santa María del Mar en Barcelona.

La austeridad y el predominio de la horizontalidad presente en la Seu de Manresa, a diferencia del gótico francés, es propio del gótico catalán. Esta iglesia tiene rango de Basílica desde 1886.

En el interior nos llamara la atención la anchura de la nave (la segunda iglesia gótica de una sola nave más ancha del mundo, tras la de la Catedral de Girona) y la belleza de sus vidrieras, incluyendo su gran rosetón. Merece la pena echar un vistazo a su capilla bautismal (la escalera de caracol fue diseñada por Gaudí) y a su cripta barroca, donde reposan los tres santos patrones de Manresa: Sant Maurici, Sant Fructuós y Santa Agnès.

Entre las obras de arte que la Seu de Manresa alberga, merece la pena destacar el frontal florentino del siglo XIV, un bordado recientemente restaurado, original de 1357, y el retablo del Espíritu Santo, del siglo XIV y obra de Pere Serra.

Por cierto, merece la pena no perderse lo que es conocido como Espai Oliba, al que se accede desde el claustro de la Seu. Conserva parte de lo que fue el antiguo claustro románico, anterior a la edificación de la actual iglesia gótica.

EL CARRER DEL BALÇ

La visita guiada por Manresa (muy barata, aquí podéis mirar los precios), incluye la visita al Carrer del Balç. Es decir, la calle del Balç.

Se trata de una calle medieval cerrada (si no realizáis al visita guiada, tendréis que pagar entrada para acceder a ella y al centro de interpretación), que nos recuerda como era la Manresa medieval, con sus estrechos callejones, a veces cerrados mediante bóvedas o estructuras con vigas madera, y sus viviendas construidas en piedra.

La visita resulta realmente sorprendente, como testigo de una época ya pasada. Si no hacéis la visita guiada os recomiendo que igualmente visitéis el Carrer del Balç y su Centro de Interpretación, uno de los espacios más interesantes que ver en Manresa.

EL CENTRO HISTÓRICO

El recorrido guiado por el centro de Manresa se divide en dos partes. La parte más medieval, en torno a la Plaça Major, que es donde encontramos el edificio del Ayuntamiento neoclásico, soportalado en su planta baja, y el ensanche decimonónico, con sus huellas modernistas, centrado en la Plaça de Sant Domènech.

Muy cerca de la Plaça Major, en la Calle Sobrerroca, merece la pena detenerse unos momentos frente al Pou de la Gallina (el pozo de la gallina).

Por lo visto, en este pozo obró San Ignacio uno de sus milagros. Fue en 1602 y está documentado. Por lo visto, una chiquilla guardaba una gallina de su madrasta, cuando el animal se le escapó de las manos y se cayó al pozo, donde murió ahogada.

Por lo visto, San Ignacio devolvió la vida al animal, evitando el enojo de la madrasta en cuestión (por supuesto, maléfica como son siempre las madrastras de las historias, cuentos y leyendas).

ENSANCHE MODERNISTA DE MANRESA

De la Manresa medieval nos trasladamos, en apenas diez minutos de paseo, al epicentro del ensanche decimonónico, crecido a raíz del ascenso de la pujante burguesía local, que había hecho fortuna en el textil.

Aunque la ruta del modernismo de Manresa queda muy por debajo de la existente en poblaciones como Terrassa o La Garriga, merece la pena fijarse en la Casa Torrents (también conocida como la Buresa) de la plaza Fius i Palà, adyacente a la Plaza Sant Domènch.

Esta enorme vivienda fue diseñada  en 1908, por Ignasi Oms (uno de los arquitectos modernistas que más se prodigó en Manresa). Se trata de un palacete a medio camino entre el neogótico y el modernismo, con sendas torres coronadas por cúpulas cónicas. La tribuna esquinera del primer piso es también una maravilla.

Frente a la Casa Torrents, nos fijamos el quiosco de l’Arma, modernista y de 1917, que es obra de Josep Firmat, que siguió un diseño anterior de Puig y Cadafalch.

Muy cerca, en la Calle del Born, merece la pena fijarse en los carteles modernistas de la Sastrería Tuneu.

ESPAI 1512 DE MANRESA

También junto a la Plaza de Sant Domènech, encontramos otro de los lugares que ver en Manresa de forma obligada. Ni que sea para echar un rápido vistazo.

Situado en lo que fue el antiguo claustro del Monasterio de Sant Domènech, el centro de interpretación Espai Manresa 1522, nos recuerda como era la ciudad medieval en el momento de la llegada de San Ignacio y nos traslada a los distintos lugares donde el futuro fundador de la Compañía de Jesús dejará su huella.

No vais a invertir más que unos minutos en visitar este espacio y, además, es gratuito.

EL PONT VELL DE MANRESA

Después de comer, seguimos nuestra ruta por los lugares más importantes que ver en Manresa.

Nuestro siguiente objetivo es el Pont Vell (Puente Viejo), que es del siglo XII, aunque a menudo es conocido como Puente Romano.

La verdad es que se trata de una maravilla se piedra formando por ocho arcos de medio punto que permite completar 132 metros de puente sobre el río Cardener.

Las vistas del Puente Viejo con la Seu y el Colegio de San Ignacio asomando en la otra orilla, configuran la postal más típica de la ciudad.

LA CUEVA DE SANT IGNASI

Volvemos a atravesar el Pont Vell para buscar nuestro último destino: la Cueva de Sant Ignasi.

Como os dije, en Manresa se da mucha importancia al paso de San Ignacio de Loyola por la población, donde estuvo residiendo en varios lugares, durante once meses de 1522 y 1523.

Íñigo López de Loyola, que acabaría fundando la muy influente orden de los Jesuitas, vivió en Manresa una vida de meditación y contemplación, pero también de ayuda a los más desfavorecidos. Aquí redactó la que es reconocida como su obra más influyente: los Ejercicios Espirituales.

De los 22 lugares de Manresa que hacen referencia al paso de San Ignacio por la ciudad, el más importante de todos es el Santuario de la Cueva de Sant Ignasi.

En las cuevas existentes a orillas del Río Cardener, se retiraba San Ignacio para meditar y orar. Y aquí habría empezado a escribir sus Ejercicios Espirituales. El complejo está formado por la Cueva, la Antecueva y la Iglesia, y la verdad es que resulta ciertamente espectacular.

Aunque la visita es libre, merece la pena reservar una visita guiada, que tiene un coste de 8 euros. La Cueva es el espacio más interior. Ya fue cerrada a principios de siglo XVII. Destaca su retablo de alabastro.

Por delante, queda la antecueva, ornamentado a principios de siglo XX. Conserva obras de Josep Llimona y una estupenda decoración con mármoles, vitrales y bronces.

Y por último, la iglesia, que queda por delante y que es, en realidad, lo primero que se visita. Fue construida a mediados del siglo XVIII. Su fachada (tanto la principal como lateral) ya nos indica el fasto del estilo barroco.

Sin embargo, lo más maravilloso de su interior no fue inaugurado hasta el 2022, durante en quinto aniversario de la llegada de San Ignacio a Manresa. Me refiero al fantástico conjunto de mosaicos, obra del sacerdote jesuita Marko Rupnik y su taller, que conjuga los estilos neorrománico y neobizantina. Una auténtica maravilla.

Además, en el conjunto de la Cova de Sant Ignasi se puede visitar un audiovisual de unos 12 minutos donde se cuenta la vida del Santo, así como un pequeño museo que alberga algunos de sus escritos y objetos personales (como una alpargata).

Esto es lo más importante que ver en Manresa, una población que aun no siendo de las más turísticas de Catalunya, bien merece ser visitado y conocida.

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