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PALAU DEL BARÓ DE QUADRAS, BARCELONA. Un nuevo palacio modernista visitable en Barcelona.

La visita al Palau del Baró de Quadras de Barcelona supone una de las novedades que nos ofrece la Ruta del Modernismo de Barcelona en 2016. Se trata de un precioso edificio modernista cuya remodelación, a principios del siglo XX, fue llevada a término por uno de los tres grandes arquitectos catalanes de este estilo, Josep Puig i Cadafalch.

Desde que los herederos del Baró de Quadras vendieron el inmueble al ayuntamiento de Barcelona, el edificio ha sido la sede de distintas organizaciones. Desde 2003 hasta 2013 lo fue de la Casa Asia de Barcelona, cuya base ha sido trasladada actualmente al Recinto Modernista del Hospital de Sant Pau. Desde entonces, fue el Institut Ramón Llull quien relevó a la Casa Asia. Desde ese momento, el Palau del Baró de Quadras es la sede principal de este organismo público encargado de la promoción internacional de lengua catalana.

Los distintos usos por los que ha pasado el Palau del Baró de Quadras supuso la pérdida de gran parte de la decoración original a diferencia, por ejemplo, de la Casa Amatller, también de Josep Puig i Cadafalch, que mantiene en gran medida su inicial ornamentación gracias al trabajo llevado a término por la Fundación Instituto Amatller de Arte Hispánico. Sin embargo, durante los últimos meses se han estado realizado algunas reestructuraciones para hacer posible las visitas guiadas. Estas se llevan a término, en pequeños grupos y todos los miércoles, gracias a la iniciativa de Cases Singulars, una joven empresa que pretende mostrar parte del enorme patrimonio barcelonés.

VISITA AL PALAU DEL BARÓ DE QUADRAS.

FACHADAS ANTERIOR Y POSTERIOR.

Lo primero que nos llama la atención en el Palau del Baró de Quadras es la existencia de dos fachadas, una anterior (la que da a la Avenida Diagonal, que es la principal) y otra, posterior (que da a la Calle Rosellón). Esto es debido a que el edificio original solo presentaba la fachada posterior, siendo el espacio que ocupa actualmente la parte anterior del Palacio el patio trasero de aquél primer edificio. Cuando el Baró de Quadras compró el inmueble confió en Puig i Cadafach para que se encargara de las obras de un edificio que se convirtiera en digno de su persona. El arquitecto ya había trabajado para el Baró de Quadras en su residencia veraniega de Hostalric.


Con la remodelación llevada a término por Puig i Cadafalch se amplió el espacio dedicado a las viviendas, así como un precioso vestíbulo al que se puede acceder tanto desde su fachada anterior (por la Avenida Diagonal) como por la posterior.

Sin embrago, fue en la fachada anterior donde Puig i Cadafalch pudo dar rienda suelta a su genio. En la fachada posterior, sin embargo, sus intervenciones se limitaron a la construcción de una tribuna de madera que abarca todo el cuerpo del edificio en el primer piso pero solo la parte central en los pisos superiores. Recuerda bastante al estilo Secesión vienés. No hay que perderse, tampoco, los esgrafiados florales policromados de esta fachada.




La fachada anterior, en cambio, supone otro de los grandes momentos del modernismo catalán. No pasa desapercibida una exuberante tribuna construida en piedra y que abarca gran parte de los doce metros del frente del edificio. En ella podemos suponer una cierta inspiración plateresca. Eusebi Arnau, uno de los grandes escultores del modernismo catalán y estrecho colaborador tanto de Puig i Cadafalch como de Doménech i Muntaner (diseñador del Palau de la Música Catalana), fue el autor de buena parte del programa escultórico de esta fantástica tribuna. No hay que perderse detalle de las diversas figuras representadas, pero especialmente de un precioso Sant Jordi que decora uno de los ángulos de la misma. Alfons Jujol, otro de los grandes de la escultura modernista, colaboró igualmente en el diseño de la tribuna.

La puerta principal de esta fachada queda situada a la izquierda de la misma, de forma asimétrica. Sus dimensiones nos indican la posibilidad de que los carruajes pudiesen entrar en el interior del edificio, aunque este no disponía de cocheras.

El modernismo no dejó de ser un compendio de distintos estilos anteriores con, además, gran profusión de detalles relacionados con la naturaleza. Así, por encima de la tribuna principal de esta fachada destacan cuatro ventanas con cierto regusto neogótico. Más arriba, una galería corrida que recuerda el estilo renacentista es quien toma protagonismo (también la podemos encontrar en la Casa Amatller). El tejado inclinado está ornamentado gracias al uso de la cerámica vidriada, material muy habitualmente utilizado en este periodo.

Esta fachada principal era la usada por el Baró de Quadras y su familia a fin de entrar al palacio. Sin embargo, la fachada posterior de Roselló era la que daba entrada a la escalera de vecinos siendo utilizada por los arrendatarios que hacían uso de los diversos pisos que la familia propietaria alquilaba.

Cerca del Palau Del Baró de Quadras, se localiza el Palacio Macaya, otra obra de Puig i Cadafalch abierta al público. Forma parte de la Obra Social de la Caixa y actua como centro de interpretación del Modernismo Catalán. Su visita es gratuita y merece la pena.

INTERIOR DEL PALAU DEL BARÓ DE QUADRAS.

Entramos al Palau del Baró de Quadras desde la Avenida Diagonal tras superar una fabulosa puerta diseñada en hierro forjado por Manuel Ballarín, uno de los materiales fetiche del modernismo catalán. El vestíbulo está preciosamente decorado con un fabuloso arrimador, diseñado en cerámica vidriada por una fábrica sevillana que aun hoy permanece en activo. Por encima del arrimador, son los esgrafiados quienes toman el protagonismo en la planta baja. Una vez más, y como podemos observar en la mayoría de vestíbulos modernistas de Barcelona, arrimador de cerámica vidriada y esgrafiados estucados se dan de la mano.




La elegante escalera es, sin duda alguna, el elemento más destacado de este vestíbulo. Era la utilizada por los señores del palacio para subir al piso principal, que era el ocupado por la familia del Baró de Quadras. El trabajo de la piedra en dicha escalera es realmente excepcional y uno de los puntos más destacados de todo el palacio. Los motivos vegetales, tanto en la escalera como en los capiteles que sostienen los arcos rebajados del vestíbulo están tratados con suma delicadeza. En el espacio central que ocupa el hueco de la escalera se sitúa una hermosa fuente. El piso es de mosaico y los arrimadores, como hemos comentado, de cerámica vidriada. La verdad es que el conjunto es sumamente armónico.

La labrada escalera se culmina con una suerte de balaustrada, decoradísima también, que da paso a la entrada al piso principal. Por encima de los grandes ventanales que dan a la planta noble, destaca un conjunto escultórico donde toma especial relevancia el escudo familiar de la familia del Baró del Quadras, que queda situado justo por encima de la puerta de acceso.






La primera planta o planta principal del Palau del Baró de Quadras era la utilizada por la familia del barón como residencia familiar. Los distintos usos a los que ha sido sometida en los últimos 30 años ha dado lugar a una pérdida de la práctica totalidad del mobiliario original, así como parte de la decoración primitiva. Sin embrago, una esmerada rehabilitación para su uso como espacio museístico nos permite conocer como era el Palau del Baró de Quadras en sus momentos de máximo esplendor.


Los salones principales son dos: el primero es el que da a la tribuna de Avinguda Diagonal; el segundo, el que da a la fachada de Roselló. No hay que perder detalle en estos dos salones. Preciosas columnas de mármol rosado culminadas con bellísimos capiteles, arcos entrelazados que rememoran el estilo arabesco y que nos dan fe del eclectismo de la arquitectura modernista de Puig i Cadafalch, suelos de parquet o unos artesonados de impacto donde el uso de la madera se alterna con el del esgrafiado forman parte de lo más destacado de ambas salas.

Unos estrechos pasillos, decorados también con esgrafiados, conectan los dos salones principales del piso noble. En la sala posterior, la que da a Roselló, nos encontramos con un elemento de excepcional belleza. Se trata de una chimenea diseñada en metal donde el escudo familiar toma especial relevancia. A ambos lados de la chimenea, la decoración en cerámica de color azul nos recuerda la del patio de luces de la Casa Batlló. Por último, dos marmóreas columnas con bellísimos basamentos y capiteles, enmarcan dicha chimenea, que es uno de los elementos más significativos de la sala noble. Un segundo conjunto de columnas se sitúan justo enfrente de la tribuna que da a la Calle Rosellón. Como ya hemos visto en otros edificios similares, como la Casa Batlló, estas tribunas servían no solo para poder contemplar la vida exterior, si no, también, para ser vistos por los transeúntes.






No terminamos la visita al Palau del Baró de Quadras sin subir antes a la azotea del mismo. Desde luego, el trabajo de la terraza no es el mismo que el realizado por Gaudí en la Casa Batllló, la Pedrera o el Palau Güell. Sin embargo, las vistas desde este lugar nos permiten disfrutar de dos maravillas de la Ruta del Modernismo de Barcelona. Se trata de la Casa Terrades o de les Punxes, otra obra magna de Josep Puig i Cadafalch y la Casa Comalat, un edificio proyectado por Salvador Valeri i Pupurull y que se sitúa justo enfrente del Palau del Baró de Quadras.

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