patrimonio humanidadEl Palau de la Música Catalana es otra de las visitas más interesantes que la Ruta del Modernismo de Barcelona nos propone. El Palau de la Música Catalana es obra de Lluís Doménech i Montaner, el segundo arquitecto modernista en importancia tras el genial Antoni Gaudí, el cual también fue el diseñador del maravilloso Hospital de Sant Pau de Barcelona. Ambos, forman parte de la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad.

La construcción del Palau de la Música Catalana fue producto del empeño de dos músicos catalanes, Amadeu Vives y Lluís Millet, fundadores del Orfeo Català, una sociedad coral de vital importancia en la Catalunya de finales del siglo XIX y que aglutinaba el sentimiento nacional catalán (y sigue haciéndolo) hasta el punto que la actividad de la propia entidad fue prohibida durante la dictadura de Primo de Rivera. A su vez, su himno, el Cant de la Senyera (con letra de Joan Maragall) fue también prohibido por el régimen franquista entre 1939 y 1960.

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El Orfeó Català no solo fundó su reputado coro masculino, si no que enseguida hizo lo propio con un coro femenino, una escuela de música infantil y una revista musical. Ante el aumento de la popularidad de la asociación, sus fundadores decidieron encargar la construcción de un auditorio digno de la importancia social de la entidad.

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Como explicaba, se escogió a uno de los grandes arquitectos del momento, Lluís Domènech i Montaner, para el diseño del Palau de la Música Catalana. El nuevo templo musical se ubicó donde se localizaba el antiguo claustro del Convento de San Francisco, un espacio más bien escaso y que requirió del genio de Doménech i Montaner para llegar a ubicar un auditorio de enorme envergadura.

Aunque lo ideal es poder disfrutar del Palau de la Música en alguno de los casi 300 conciertos que anualmente se programan, otra posibilidad es hacerlo en alguna de las varias visitas guiadas a las que día tras día acuden cada vez más turistas.

El Palau de la Música Catalana es uno de los edificios más prodigiosos del modernismo catalán u uno de los lugares más interesantes que ver en Barcelona. La mayoría de los elementos que caracterizan este movimiento artístico así como los materiales más habituales de construcción más usuales se encuentran aquí representados. No faltan pues, los mosaicos en forma de trencadís modernista, el ladrillo visto, las extraordinarias vidrieras, la fascinante claraboya, las baldosas de cerámica o los preciosistas grupos escultóricos, tanto en la fachada como en el interior. Una vez más, arquitectura y artes aplicadas se dan la mano en el modernismo catalán, en una simbiosis que pocas veces en la historia del arte ha logrado tanta perfección.

Hay que decir que, una vez más, que Domènech i Montaner pudo contar para la ornamentación del Palau de la Música Catalana con la mayoría de los más grandes artesanos y escultores de la Catalunya de principios de Siglo XX. De esta manera, el Palau no sería lo mismo sin las esculturas de Pau Gargallo (en el interior) o Miquel Blay y Eusebi Arneu (en la fachada) o sin la claraboya en forma de vitral, obra de Antoni Rigalt, uno de los más grandes vidrieros modernistas de la historia.

FACHADA DEL PALAU DE LA MÚSICA CATALANA

Antes de entrar al Palau de la Música, para disfrutar de su interior, echamos un vistazo a su fachada. El escaso espacio existente entre el Palau y los edificios de enfrente, da lugar a que el efecto escénico sea mucho menor que el que merecería una obra tan sublime.

El Palau queda encajonado, literalmente, entre las calles Amadeu Vives y Sant Pere més alt, de manera que aunque la fachada que da a Sant Pere més alt sería la principal, el elemento más escénico de esta doble fachada se encuentra, precisamente, haciendo esquina. Se trata de un fabuloso grupo escultórico, obra de Miquel Blay, que supone una alegoría a la Canción Popular Catalana. No faltan las alusiones a la catalanidad, como es habitual en el modernismo catalán. En este caso, San Jorge, patrón de Catalunya es quien está representado en esta escultura que toma forma de mascarón de proa.

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Las columnas de ladrillo rojo están bellamente decoradas con cerámica dispuesta a modo de trencadís. Preciosa también es la galería en balcón, del primer piso, decorada con dos filas de siete columnas, donde también se utilizó la técnica del trencadís para su ornamentación. Las columnas están provistas de capiteles con decoración floral. Cada una tiene su propio diseño, distinto a la siguiente, aunque el conjunto de columnas resulta tremendamente armónico. Estas primeras columnas con trencadís son seguidas de pilares de ladrillo rojo que se culminan con las estatuas de algunos de los más importantes compositores de la historia de la música. Son obra de Eusebi Arnau, quizá el más importante escultor del modernismo catalán y gran colaborador de Domènech i Montaner, como ya hemos tenido la oportunidad de conocer en el Hotel España, en la Casa Lleó i Morera o en el Hospital de Sant Pau.

Finalmente, y casi culminando la fachada, se dispone un gran frontón en mosaico, obra de uno de los mejores mosaicistas y ceramistas del momento, Lluís Bru (hemos visto parte de su obra en la Casa Lleó i Morera). El mosaico hace referencia a la Senyera y a La Balanguera, un poema de Joan Alcover que era habitualmente interpretada por el Orfeó Català.

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Las visitas guiadas al Palau de la Música tienen lugar cada día entre las 10.00 y las 15.30 horas. Se inician cada 30 minutos y tienen una duración de unos 45-50 minutos, aproximadamente. Para reservar las visita guiadas sigue este enlace.

VISITA AL PALAU DE LA MÚSICA CATALANA. VESTÍBULO, SALA LLUÍS MILLET Y SALA DE CONCIERTOS.

Si la fachada del Palau es preciosista, no lo es menos el interior, donde ya desde el mismísimo vestíbulo no deja de sorprender. Mosaicos en trencadís, decoración cerámica, elegantes columnas, vitrales de vidrio emplomado, bellísimas farolas. Todo ello se combina en un elegantísimo vestíbulo del que salen dos escaleras que llevan directamente al primer piso.

Si en lugar de subir por ellas se sigue recto se llega al bar o cafetería del Palau de la Música (actualmente la entrada al Palau y a las visitas guiadas no se realiza desde la entrada principal, si no desde la lateral, de manera que la cafetería del Palau es lo primero que uno se encuentra de frente). No hay que perder detalle de esta zona de cafetería, con unos bellísimos vitrales, una vez más decorados con motivos florales. Se trata de una zona diáfana, a modo de bosque de columnas de ladrillo, con arcos y bóvedas rebajadas, decoradas con nervios y claves de cerámica. Bellísimo.

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Subimos por la escalera principal hasta llegar al primer piso donde nos detenemos en el Salón Lluís Millet, que honra la figura de uno de los dos fundadores del Orfeó Català. Este es el salón que antecede a la entrada de la sala de conciertos y que tiene salida al balcón que da a la fachada principal. Durante la visita guiada podemos acceder tanto al Salón Lluís Millet como al Balcón. Aunque no se trata de una sala de descanso tan impresionante como las que hemos conocido en otros teatros europeos (sobretodo, en algunas óperas neoclásicas), el salón no deja indiferente, con su bellísima lámpara de hierro fundido o los vitrales que dan al balcón, provistos nuevamente de decoración floral.

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Palau de la Música Catalana. Interior.

Es, ahora sí, el momento de entrar en la sala de conciertos, una de las más bellas entre todas las que existen y uno de los momentos más excelsos de la Ruta del Modernismo de Barcelona.

Lo primero que nos llama la atención al entrar en la platea es la profusa decoración de todo el interior. Y al decir todo, me refiero a eso: todo. El escenario, la platea, los techos, el enorme vitral que hace de claraboya… Doménech i Montaner quiso diseñar el Palau de la Música a modo de enorme jardín celestial y a fe que lo consiguió. Los motivos florales están, también aquí, repetidamente representados. En particular, la rosa, una flor emblemática en Catalunya, cuyo motivo se repite, casi hasta la saciedad, en la decoración del techo. Pero si un elemento llama especialmente la atención es la preciosa claraboya de vitral que decora la parte central de dicho techo. La claraboya representa una suerte de sol en forma de esfera invertida, con sus tonos amarillentos en el centro y mucho más tenues a medida que se aleja del centro. Es una obra de Antoni Rigalt, que llegó a la cima de su arte como vidriero en esta fabulosa obra, que pasa por ser uno de los iconos del modernismo catalán.

Las columnas laterales, que presentan también decoración en trencadís, se unen entre sí gracias a arcos apuntados muy rebajados y profusamente decorados con cerámica. Finalmente, las columnas se abren al techo en forma de palmera abierta, que se corresponde con el concepto de jardín del que ya hemos hablado.

Palau de la Música Catalana. Interior.
También el escenario y, en realidad, todo el marco que lo encuadra, es excepcional. Una estatua de un enfadado Beethoven y un grupo escultórico que representa la Cabalgata de las Valquirias, de una fuerza inusitada (a la izquierda del escenario) y una escultura del músico local Anselm Clavé que es seguido de un gran árbol (a la derecha del mismo), dan empaque a todo el escenario. Es una obra de Diego Massana y Pau Gargallo.

Detrás del escenario, destacan las estatuas de 18 musas (desde la platea solo se pueden observar 16) que son otra de las obras culminantes del modernismo catalán y fueron diseñadas por Eusebi Arnau. Cada una de estas musas toca un instrumento, a menudo no occidental. Lo curioso es que por debajo de la cintura, las musas se continúan en forma de mosaico de trencadís integrado en la pared posterior del escenario. Una solución verdaderamente original. Por encima de este enorme friso o decorado de musas se dispone un órgano, que es lo único que no fue diseñado por artesanos catalanes, pues es de fabricación alemana.

La visita guiada al Palau de la Música tiene una duración de unos 40 minutos, incluidos unos 15 minutos de video donde se explica la historia de la fundación del mismo. La verdad es que si no se tiene la posibilidad de asistir a uno de sus conciertos, vale la pena, al menos, realizar la visita guiada al Palau de la Música para disfrutar de una de las obras más bellas de la Ruta del Modernismo de Barcelona.

Palau de la Música Catalana. Interior.
Palau de la Música Catalana. Interior.
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Comentarios:

17 comentarios en “PALAU DE LA MÚSICA CATALANA. Visita al templo modernista de la música.


Maruxaina Bóveda
4 de marzo de 2016

Mira que he estado veces en Barcelona y nunca he visitado el Palau. Me ha gustado mucho, cada vez me declaro más fan del modernismo, las vidrieras, los colores, los mosaicos…asisitir a un espectáculo en directo tiene que ser increíble!
Gracias por la info, una vez más he aprendido mucho 🙂
Saludos!!

Perez Pulgarin Carmen
15 de marzo de 2016

Maravilloso!!!!!!!!!!

Imaginando Universos
15 de marzo de 2016

Un lloc espectacular…

Eulàlia Larrotcha Pijuan
16 de marzo de 2016

O:) <3

Peke Ruiz
16 de marzo de 2016

Una maravilla!!

Irene Barber Aroca
16 de marzo de 2016

Fantástico

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