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Qué ver en Teruel. Ruta del mudéjar y del modernismo de Teruel.

patrimonio humanidadEn este post os comentaremos acerca de los lugares que hay que ver en Teruel en 1 día. Una población, esta capital aragonesa, mucho más interesante de lo que creíamos y que, desgraciadamente, a menudo pasa demasiado desapercibida.

Es el mudéjar, con varios edificios que forman parte del Patrimonio de la Humanidad, y el modernismo, importado de Cataluña gracias a la figura del arquitecto Pau Monguió, lo que se lleva la palma en Teruel y lo que se llevará la practica totalidad de las miradas de los visitantes. Esto y la leyenda de los Amantes de Teruel, enterrados en un mausoleo acorde con su importancia como reclamo principal de la ciudad y del que luego os daremos cuatro pinceladas.

Parece que fueron los íberos los primeros que poblaron Teruel. Posteriormente, también los romanos se asentaron aquí y, de una u otra forma, también los musulmanes, aunque probablemente fuera en base a algún tipo de fortificación más que una población en si mismo.

Fue Alfonso II, sin embargo, quien fundó la población de Teruel a finales del siglo XII, convirtiéndose enseguida en la más importante de las villas de la provincia, en detrimento de otros núcleos de origen islámico como Albarracín.

De los siglos venideros son los más importantes monumentos que hay que ver en Teruel. Se trata de arquitectura mudéjar. Es decir, la que alzaron los musulmanes que permanecieron en los territorios conquistados por los cristianos. No es extraño, por tanto, que esa arquitectura nos recuerde a la del norte de África, por ejemplo.

DÓNDE DORMIR EN TERUEL

HOTEL REINA CRISTINA. Es el mejor hotel de Teruel, tanto por ubicación (justo al inicio del centro histórico a 30 metros de una de las torres mudéjares), como por confort y servicios. Dispone de páking privado, aunque también podéis aparcar en el aparcamiento gratuito que queda al lado de la estación y que queda a tres minutos a pie. Si no contratáis el desayuno os aconsejo que lo disfrutéis en la Cafetería Muñoz en la Plaza del Torico, una clásico con más de 150 años a sus espaldas. Podéis ver los precios o reservar en este enlace.

QUÉ VER EN TERUEL EN 1 DÍA.

Hemos dejado el coche junto a la estación de trenes de manera que no hay mejor manera de empezar nuestra ruta por Teruel que subiendo las monumentales escaleras que unen el plano de la estación con la meseta donde se ubica el centro histórico de Teruel.

Se trata de una preciosa obra fruto del genio de José Torán. Siendo el mudéjar y en menor medida el modernismo, los dos estilos que han dado fama a Teruel, no es de extrañar que el estilo elegido para construir esta bonita escalinata fuera el neomudéjar, que toma su base tanto en el mudéjar como en el modernismo. No hay que olvidar que uno y otro estilo hicieron uso del ladrillo y de la cerámica vidriada que es el material principal utilizado para erigir esta fabulosa escalinata. No puede faltar, en uno de los últimos planos, un conjunto escultórico que nos recuerda la historia de los Amantes de Teruel, de la que luego hablaremos.


TORRE DEL SALVADOR

Tomamos la Calle del Salvador para toparnos de frente con la primera de las cuatro grandes torres mudéjares que hay que ver en Teruel y que forman parte del Patrimonio de la Humanidad. Se trata de la Torre del Salvador, de finales del siglo XIII o principios del XIV. Una auténtica maravilla de 40 metros de altura construida a base de ladrillo y cerámica, como es habitual en el arte mudéjar.

Se hace difícil decir cuál es la más bella de las 4 que visitaremos (en realidad tres, porque la torre de la catedral está actualmente en obras), pero quizá sea esta la que dispone de una ornamentación más laboriosa. Una curiosidad es que varias de estas torres están abiertas en su parte inferior a fin de dejar paso a los transeúntes.

LA PLAZA DEL TORICO Y LA RUTA DEL MODERNISMO DE TERUEL

Enseguida llegamos a la Plaza del Torico, que es la principal del casco antiguo y la más importante de que hay que ver en Toledo. Toma el nombre del pequeño toro situado en lo alto de una columna que domina la plaza en cuestión. Columna que en ocasión de las fechas navideñas queda escondida en medio de un árbol de navidad, por cierto. Tampoco podremos beber de ninguno de los cuatro caños de la fuente ubicada en la base de la columna y que, al parecer, trae suerte a quien de ella beba.

El torico en cuestión, que es uno de los símbolos de Teruel, no es más que una pequeñísima estatuilla. Por cierto, nos avisan que a los turolenses para nada les gusta que se diga que el torico es mucho más chiquito de lo que se esperaba, de manera que más vale ir con cuidado con los comentarios vertidos ante el pequeño toro que, por cierto, pesa unos 54 kilos.

Esta plaza, aun siendo pequeña es bien bonita. Tiene una forma más o menos triangular, siendo porticada casi por completo.


Y es, precisamente, en esta plaza donde nos encontraremos con dos de los mejores ejemplos del modernismo que hay que ver en Teruel. Me refiero a la Casa del Torico, la más bella de todas las de la ciudad, con permiso de la Casa Ferrán, y la Casa de la Madrileña, más estrecha, algo menos ostentosa, pero no menos impresionante.

Ambas mansiones son obras de Pau Monguió Segura, arquitecto catalán llegado de Tarragona que fue el verdadero artífice de convertir a la población de Teruel en una de las capitales españolas del Modernismo. Monguió obtuvo la plaza de arquitecto municipal, pero más allá de ello, fue quien diseñó un buen número de mansiones para la emergente burguesia turolenses del primer tercio del siglo XX. Monguió bebía de las fuentes del modernismo catalán, como no podría ser de otra forma, pero especialmente de Domènech i Montaner, autor del Palau de la Música y del Hospital de Sant Pau, ambos de de Barcelona.

Otro ejemplo de la Ruta del Modernismo de Teruel lo encontramos en la cercana Casa Ferrán, también del mismo arquitecto, ubicada en la Calle Nueva, a unos 50 metros de la Plaza del Torico. Sin embargo, la capital turolense está salpicada de pequeñas obras maestras del modernismo que uno se irá encontrando cada pocos pasos. Si estáis más interesados en el tema, la Oficina de Turismo publica un tríptico en relación a esta temática. Teruel, principalmente gracias a la figura de Monguió, forma parte de la Ruta Europea del Modernismo.



CONJUNTO DE SAN PEDRO Y LOS AMANTES DE TERUEL.

Tras visitar la plaza del Torico nos dirigimos al que es el más importante de los lugares que hay que ver en Teruel. Y el más famoso, desde luego. Me refiero al Mausoleo de los Amantes de Teruel. O mucho mejor dicho, al conjunto formando por el Mausoleo, la Iglesia de San Pedro, la Torre de San Pedro, el Ándito, el Claustro y el Ábside.

Más allá de la leyenda de los Amantes de Teruel (que os contamos en el recuadro amarillo), el conjunto es una auténtica maravilla que se visita en un recorrido guiado que tiene una duración de unos 45 minutos. La Torre de San Pedro es otra más de las que nos ilustran el brillo que obtuvo el arte mudéjar en esta ciudad. Una maravilla de arcilla y cerámica que forma parte, como las otra tres torres, del Patrimonio de la Humanidad. También en este caso, en la planta baja se sitúa un pasadizo que permite seguir el camino a los peatones.

La iglesia de San Pedro es una obra maravillosa del gótico turolense, alzada durante el siglo XIV, en una sola nave y con capillas laterales ubicadas entre los contrafuertes. Sin embargo, lo que más llama la atención es su formidable decoración policromada que decora la totalidad de la nave así como la crucería. Es una obra de finales del XIX que no deja indiferente a nadie. Igual de impresionante es el retablo renacentista obra del artista francés Gabriel Jolly, autor también del retablo del altar mayor de la Catedral.

Durante la visita guiada al conjunto de los Amantes de Teruel se accede también a la Torre de San Pedro, desde donde de obtienen bonitas vistas de la ciudad, y al Ándito, una suerte de paseo que recorre la iglesia por fuera, desde el primer piso; y al Claustro de San Pedro, del siglo IV, aunque muy reconstruido.

La visita guiada al conjunto termina en el panteón de los Amantes de Teruel donde, quien más quien menos, espera turno a fin de inmortalizarse junto a la obra de Juan de Ávalos, bajo las cuales se ubicaron las momias de los archifamosos Isabel y Juan Diego.

LOS AMANTES DE TERUEL. Cuenta esta leyenda la historia de amor entre Isabel de Segura y Juan Martínez de Marcilla, dos jóvenes turolenses del siglo XIII. Rica ella y pobre él, el padre de Isabel solo aprobaría el matrimonio entre ambos si el joven conseguía antes una buena posición económica. Con esta idea marchó el chico a luchar contra las tropas moriscas, no regresando, con dinero suficiente eso sí, hasta al cabo de cinco años.

Sin embargo, para ese momento el padre de Isabel ya le había buscado esposo a la chica y justo regresó Diego el día de la boda de Isabel con su rico pretendiente. Sin embargo, la noche de bodas, Diego consiguió entrar en la alcoba de Isabel y le requirió un último beso al que Isabel se negó. El joven cayó muerto a los pies de la chica.

A Diego lo enterraron en la Iglesia de San Pedro y hasta allí se dirigió Isabel para darle aquél último beso que en vida le había negado. Al apartarle la mortaja para besarlo cayó también fulminada en una de las historias de desamor más tristes que las leyendas nos cuentan. Los enterraron juntos y hoy son uno de los símbolos de Teruel.

LA CATEDRAL DE TERUEL

El siguiente punto de esta visita a los lugares más atractivos que hay que ver en Teruel nos lleva a la Catedral de la Asunción. Hemos regresado a la Plaza del Torico y hemos tomado la Calle Santa María para llegar en menos de cinco minutos.

La Catedral de Teruel es una obra iniciada a finales del XII aunque con muchas transformaciones llevadas a término en los siglos sucesivos. Por desgracia no podemos disfrutar de otra de las torres mudéjares de Teruel, por encontrarse en obras. Sin embargo sí que podemos conocer su interior. Tras pasar por caja, eso sí.

No es la Catedral una obra colosal, ni mucho menos. Sus dimensiones empalidecen frente a las grandes catedrales europeas. Sin embargo son varios los tesoros que podremos conocer en su interior. Quizá sea su maravilloso artesonado mudéjar, del siglo XIII, uno de los elementos más extraordinarios que haya que ver en Teruel. Solo por este motivo ya sería suficiente el incluir la Catedral como un templo de obligada visita. La decoración, de evidente inspiración morisca como no podría ser de otra manera, alterna los motivos geométricos con los vegetales y con la iconografía cristiana, con un buen número de personajes de las Santa Escrituras, incluidos Jesucristo, varios santos o escenas de la Pasión. Una maravilla.

No menos espectacular es el retablo mayor, otra obra maestra del renacimiento tallada por Gabriel Jolly. Aprovechando que estáis frente al retablo, no hay que dejar de mirar hacia arriba para disfrutar de la parte interna del cimborrio.

Así mismo, no hay que perder detalle de la capilla de la Coronación, con un bonito retablo gótico que nos muestra la Coronación de la Virgen junto a otras varias escenas, y de la barroca Capilla de la Inmaculada.


Por cierto, tras visitar la Catedral la rodeamos por completo, percatándonos de un bonito edificio que queda en la plaza posterior a la misma. Se trata de la Casa de la Comunidad, una construcción renacentista del siglo XVI que dispone de una maravillosa portalada así como una no menos llamativa galería abierta mediante arcos de medio punto soportados por columnas, que domina el piso superior del edificio. En la actualidad se trata de la sede del Museo Provincial del que no tendremos tiempo de visitar.

TORRE DE SAN MARTÍN

Ya hemos comentado que son cuatro las torres mudéjares que hay que ver en Teruel. La de San Martín será, por tanto, la última que conoceremos. Se ubica en la plaza Pérez Pardo, donde también se localiza la Casa de la Cultura, que hace las funciones de biblioteca pública, y el Seminario Conciliar. Quizá sea esta la más esbelta de las cuatro torres mudéjares de Teruel. Lo curioso es que, en esta ocasión, se trata de dos torres superpuestas. La segunda, la que envuelve la interior, es la que soporta la ornamentación mediante el habitual uso de la cerámica vidriada que se alterna con los ladrillos de arcilla, el material habitual de construcción de estas maravillas mudéjares. Se trata de una obra del primer tercio del siglo XIV. Nuevamente, la planta baja está abierta mediante un pasadizo.

Tras visitar esta última joya del mudéjar turolense es hora de regresar a la plaza del Torico y empezar a buscar un buen lugar para cenar. Opciones no faltan en una ciudad que vive para el turismo, particularmente tras la inclusión del mudéjar turolense dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad.

Tras la cena, aun tendremos un buen rato para disfrutar de los monumentos más importantes que hay que ver en Teruel. En esta ocasión, iluminados. La verdad es que el paseo nocturno no desmerece al diurno.


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