Viajar a Irak es viajar a la cuna de la historia. Pocos países en el mundo pueden presumir de albergar civilizaciones que se remontan a más de 6000 años atrás, cuando sumerios, acadios, babilonios y asirios sentaron las bases de la escritura, la arquitectura, la religión y la organización urbana.
Durante siglos, el territorio entre el Tigris y el Éufrates fue el centro del mundo conocido. Hoy, visitar Irak es reencontrarse con ese pasado extraordinario, pero también descubrir un país hospitalario, intenso y sorprendentemente accesible para el viajero curioso.
En este artículo os vamos a contar los lugares imprescindibles que ver en Irak en 8 a 10 días, centrándonos especialmente en el Irak federal, aunque incluyendo también la ciudad kurda de Erbil, por donde abandonamos en país.
CÓMO VIAJAR A IRAK
Existen varias formas de recorrer Irak, y la elección depende mucho del tiempo disponible y del tipo de viaje que se busque.
Nosotros optamos por viajar con coche y conductor, una opción muy recomendable si se quiere optimizar el tiempo y visitar lugares arqueológicos alejados de las grandes ciudades. Este sistema facilita enormemente los desplazamientos, los controles de carretera y el acceso a zonas donde puede ser necesario algún permiso especial.
Dicho esto, también es posible viajar por libre utilizando taxis compartidos, muy comunes entre ciudades y bastante económicos. Sin embargo, esta opción puede complicar la visita a enclaves más remotos o a yacimientos poco frecuentados, donde el transporte público es escaso o inexistente.
En cualquier caso, con una buena planificación, viajar a Irak es hoy mucho más sencillo de lo que muchos imaginan.
CUÁNTOS DÍAS SE NECESITAN PARA VISITAR IRAK
Con unos 8 días se puede realizar un recorrido muy completo por Irak federal, visitando sus principales ciudades, santuarios religiosos y yacimientos arqueológicos más destacados. Especialmente si cuentas con los servicios de un coche con conductor, lo que permite optimizar tiempos.
Para visitar con cierta profundidad el Kurdistán iraquí se necesitan al menos 4 días completos adicionales, algo que nosotros no tuvimos. Aun así, dedicamos un día entero a conocer Erbil, la capital de esta región autónoma.
Una muy buena opción logística es entrar a Irak por Bagdad y salir por Erbil, ya que permite trazar una ruta coherente de sur a norte y optimizar los desplazamientos.
13 LUGARES QUE VER EN IRAK
Os cuento los 13 lugares imprescindibles que ver en Irak y que tuvimos la oportunidad de visitar en esta ruta por este país de Oriente Medio.
1. BAGDAD
Bagdad, la legendaria capital abasí, es una ciudad caótica, intensa y profundamente histórica. Habitual puerta de entrada al país (este fue nuestro caso), merece la pena dedicar al menos 2 días a visitar Bagdad y sus alrededores.
Eso sí, bajo mi punto de vista, Bagdad queda por debajo, en cuanto a interés, de ciudades como Damasco o Estambul. Dedicaremos un artículo a los lugares obligados que ver en Irak.
Entre sus lugares más importantes destacan el Museo Nacional de Irak, imprescindible para entender la historia mesopotámica, aunque nosotros no lo pudimos visitar porque estaba en proceso de remodelación.
La calle Al-Mutanabbi, corazón cultural de la ciudad, la plaza Tahrir, el monumento Al-Shaheed o a los Mártires, la mezquita Al-Kadhimiya o el palacio abasí y las orillas del río Tigris son otras visitas obligadas.
Bagdad fue durante siglos el centro intelectual del mundo islámico, y aunque hoy muestra las cicatrices de su pasado reciente, conserva una energía única y una vida callejera fascinante.
2. ZIGURAT DE DUR-KURIGALZU
Situado cerca de Bagdad, el zigurat de Dur-Kurigalzu es uno de los lugares más interesantes que ver en Irak cerca de Bagdad y uno de los mejores ejemplos de arquitectura religiosa mesopotámica.
Construido por los casitas en el siglo XIV a. C., este enorme templo escalonado estaba dedicado al dios Enlil. A pesar del paso del tiempo, su estructura sigue siendo imponente y permite imaginar la importancia ritual que tuvo en su época. Visitarlo es una excelente introducción al mundo de los zigurats y a la compleja religión de la antigua Mesopotamia.
3. ARCO DE CTESIFONTE
Este es otro de los lugares que ver en Irak que está situado muy cerca de la capital, Bagdad.
El Arco de Ctesifonte, también conocido como Taq Kasra, es uno de los mayores arcos de ladrillo del mundo y el vestigio más famoso de la antigua capital del Imperio sasánida.
Construido en el siglo III d. C., su gigantesca bóveda simboliza el poder y la sofisticación de Persia antes de la llegada del islam. Contemplar esta estructura aislada en medio del paisaje es una experiencia sobrecogedora y uno de los grandes momentos de cualquier viaje a Irak.
Además, a apenas 200 metros del arco, Saddam Hussein mandó construir un palacio de lo más bizarro. Aunque está en ruinas, os podéis acercar y hasta subir a su terraza, para comprobar los aires megalomaníacos del antiguo dictador.
4. BABILONIA
Babilonia es uno de los nombres más míticos de la historia universal. No se nos ocurría, por supuesto, realizar un viaje a Irak sin visitar este lugar.
Capital del Imperio neobabilónico, fue hogar de Hammurabi y Nabucodonosor II. Aquí se desarrollaron leyes, avances científicos y una arquitectura monumental sin precedentes.
Aunque gran parte del yacimiento está en ruinas, aún pueden verse la Puerta de Ishtar reconstruida, los restos de palacios y murallas, y el trazado urbano original. Caminar por Babilonia es hacerlo por uno de los escenarios fundacionales de la civilización.
Merece la pena visitar Babilonia de la mano de un guía (en nuestro caso, el conductor desempeñaba también estas funciones), para entender qué representa cada parte del yacimiento, tanto las reconstruidas como las que siguen en ruinas, como es el caso de lo que se supone que un día fueron los famosos jardines colgantes de Babilonia.
5. KERBALA, EL LUGAR RELIGIOSO MÁS IMPORTANTE QUE VER EN IRAK
Damos un salto de varios milenios para visitar algunos de los lugares más emblemáticos del Islam que ver en Irak. Es el caso de Kerbala, una de las ciudades más sagradas del islam chií.
Aquí tuvo lugar la batalla de Kerbala en el año 680, donde murió el imán Huséin, nieto del profeta Mahoma.
El santuario del Imán Huséin y el de Al-Abbas son los principales lugares de peregrinación y conforman un conjunto religioso de enorme belleza y simbolismo. La ciudad recibe millones de fieles cada año, y su atmósfera espiritual es intensa incluso para quienes no practican la religión.
6. NAYAF
Nayaf es otro de los grandes centros del chiismo y una de las ciudades más veneradas del mundo islámico.
Su principal atractivo es el santuario del Imán Alí, primer imán chií y yerno del profeta Mahoma. La ciudad alberga también uno de los mayores cementerios del mundo, Wadi-us-Salaam. Nayaf es además un importante centro de estudios religiosos, lo que le confiere un carácter solemne y profundamente espiritual.
Dedicaremos un artículo a hablar sobre estos 2 lugares obligados que visitar en Nayaf, al que hay que añadir la importante mezquita de Kufa, situada en esta ciudad vecina, convertida hoy en un barrio de Nayaf.
7. UR
Ur, antigua ciudad sumeria, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes que ver en Irak.
Fue un poderoso centro urbano hace más de 4000 años y es tradicionalmente considerada la ciudad natal del patriarca bíblico Abraham.
Su gran zigurat, dedicado al dios lunar Nanna, se conserva en excelente estado y domina el paisaje. Es el zigurat mejor conservado de todo el país, ya que fue restaurado a mediados del siglo XX.
Además del zigurat es posible acercarse hasta las ruinas de varios templos cercanos al mismo, así como a las del antiguo cementerio real de Ur. Se trata, en cualquier caso, de otro de los lugares donde realizar la visita de la mano de un guía, se aprecia más.
Ur permite comprender el alto grado de desarrollo urbano, religioso y administrativo alcanzado por los sumerios.
8. URUK
Uruk fue una de las primeras ciudades de la historia y un auténtico hito en el desarrollo de la civilización humana.
Aquí surgieron algunas de las primeras formas de escritura cuneiforme y una compleja organización urbana.
Asociada a la figura legendaria de Gilgamesh, Uruk conserva restos de templos, murallas y barrios residenciales.
Aunque menos visitada que Ur, su importancia histórica es enorme y su visita resulta especialmente evocadora. Sin embargo, en nuestro caso la visita quedó algo descafeinada, porque solo pudimos visitar una pequeña parte del recinto arqueológico, básicamente los restos del zigurat.
El cuidador del yacimiento nos dijo que había llovido y el suelo estaba demasiado resbaladizo (la verdad es que aquello era un secarral). Al menos, no nos cobró nada por la visita.
9. LAS MARSHES (MARISMAS MESOPOTÁMICAS)
Las marismas del sur de Irak forman un paisaje único, donde el agua, los juncos y los canales crean un entorno casi irreal.
Este paisaje surgió cuando hace más de dos mil años, el Golfo Pérsico se retiró en dirección sur. Habitadas desde hace siglos por las comunidades marsh arab, estas zonas húmedas están estrechamente ligadas al origen de la civilización mesopotámica.
En las orillas encontramos múltiples mudhif, estructuras construidas con cañas del junco (qasab) por los árabes de las marismas. Se caracterizan por su forma arqueada y se usan como casas comunales o espacios de reunión.
Nosotros nos alojamos en una de ellas, aunque para ello hay que estar dispuesto a dormir directamente en el suelo, encima de un colchón, Desde luego, no fue el alojamiento más cómodo del viaje a Irak, pero sí el más interesante.
La cena la hicimos también en el mudhif. Comimos el masgouf, que está considerado como el plato nacional, además de múltiples entrantes y acompañamientos. El masgouf se prepara tradicionalmente con carpa del río Tigris o Éufrates. El pescado se abre en mariposa, se sala ligeramente y se asa lentamente frente al fuego, no directamente sobre las brasas. Se sirve con pan plano, cebolla, limón y a veces amba (salsa de mango)
Por la mañana realizamos una ruta en barca por las marismas, disfrutando de un bello paisaje y del transcurrir de la vida en un lugar que resulta de lo más relajado.
Declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ofrecen una perspectiva diferente del país, más natural y etnográfica, lejos de las grandes ciudades y los yacimientos arqueológicos.
10. MINARETES DE SAMARRA Y ABU DULAF
Los minaretes de Samarra y de Abu Dulaf constituyen dos de los ejemplos más singulares de la arquitectura islámica temprana y reflejan la grandeza del califato abasí en el siglo IX. Ambos se caracterizan por su forma helicoidal, una solución arquitectónica excepcional que los distingue del resto de los minaretes del mundo islámico.
La verdad es que por momentos llegamos a pensar que no podríamos visitarlos pese a ser uno de los highlights que ver en Irak. El motivo, la intensa niebla con que amenció quella jornada. Sin embargo, al final se abrió un poco el día y pudimos disfrutar de ambos.
El más célebre es el Malwiya de la Gran Mezquita de Samarra, una torre monumental de ladrillo cocido que alcanza aproximadamente cincuenta metros de altura y se eleva mediante una rampa exterior en espiral, pensada tanto para el ascenso ritual como para una imponente presencia visual en el paisaje urbano.
El minarete de Abu Dulaf, situado al norte de Samarra y asociado a una mezquita posterior, reproduce el mismo esquema formal, aunque en menores dimensiones. Su estructura confirma la consolidación de este modelo arquitectónico dentro del programa monumental abasí.
La particularidad de este minarete, que es algo más bajo (sobre 32 metros), es que puedes subir hasta lo alto. Esto sí, la resulta no resulta nada fácil porque el paso es estrecho y no hay barandilla alguna. La verdad es que yo lo pasé bastante mal.
Ambas construcciones muestran un uso magistral del ladrillo y una concepción espacial innovadora, convirtiéndose en referentes fundamentales para el estudio de la arquitectura islámica primitiva.
11. MOSUL
Mosul, a orillas del Tigris, fue durante siglos un importante centro comercial y cultural.
Tras la devastación sufrida en años recientes, cuando la ciudad se convirtió en la capital del Estado Islámico, Mosul se encuentra en pleno proceso de reconstrucción. Desde luego, es uno de los lugares más emotivos que ver en Irak.
Destacan la antigua ciudad, los restos de la mezquita Al-Nuri y los barrios históricos. Mosul es también la puerta de entrada a importantes yacimientos asirios cercanos. Visitarla hoy permite comprender la resiliencia de sus habitantes y la complejidad del Irak contemporáneo.
Sin embargo, el más importante yacimiento situado junto a la ciudad, el de Nínive, permanece cerrado. Nínive fue la última de las capitales del imperio asirio. Hoy es posible ver solo las antiguas murallas reconstruidas.
12. HATRA
Hatra es uno de los yacimientos arqueológicos más impresionantes de Irak.
Antigua ciudad fortificada del período parto, floreció entre los siglos I y II d. C. Su arquitectura combina influencias helenísticas, romanas y orientales, con templos monumentales y murallas bien conservadas.
Declarada Patrimonio de la Humanidad, Hatra fue un importante centro religioso y comercial. Aunque durante el periodo del Estado Islámico, el ISIS utilizó el yacimiento como campo de entrenamiento y destruyó muchas de las estatuas conservadas allí, el estado de conservación es notable.
Fue una de las visitas que más nos gustó durante el viaje a Irak.
13. ERBIL
Erbil, capital del Kurdistán iraquí, es una de las ciudades habitadas más antiguas del mundo.
Su principal símbolo es la ciudadela, declarada Patrimonio de la Humanidad, que se eleva sobre el centro urbano. Por desgracia, solo pudimos recorrerla desde su exterior, porque el interior de la misma está en fase de rehabilitación.
Otros lugares destacados de Erbil son el bazar, la Plaza de la Ciudadela (que queda a los pies de la misma) y la mezquita mezquita Jalil Khayat, que aunque fue construida hace muy pocos años, tiene un aire neootomano precioso.
Erbil ofrece una atmósfera más relajada, con preciosos cafés donde tomar un té o un narguile, y es un excelente punto final para un viaje por el país.
Estos son solo algunos de los lugares que ver en Irak en 8 o 10 días, un destino profundamente enriquecedor. Quien se anime a visitarlo descubrirá un país donde la historia no se estudia: se pisa, se recorre y se vive a cada paso.