Tashkent es la puerta de entrada natural en todo viaje a Uzbekistán y ha sido también durante nuestro recorrido por Asia Central. Se trata de la capital del estado y de la ciudad más populosa del país, con más de 2 millones de habitantes.
Algunos viajeros han comentado que, en realidad, no hay mucho que ver en Tashkent y solo se trata de una parada obligatoria antes de seguir la ruta en busca de las más afamadas Samarcanda, Bujará o Jiva. No puedo estar de acuerdo con ellos. Desde luego, Tashkent empalidece frente a las tres ciudades más turísticas de Uzbekistán. Sin embargo, la capital ofrece suficientes atractivos como para dedicarle un mínimo de un día entero. Fue por este motivo que reservamos en Tashkent dos noches al principio de nuestra ruta por Uzbekistán y una tercera antes de partir del país, a fin de completar la visita.
Quizá la clave esté en visitar Tashkent antes que las otras tres poblaciones. De recorrer la capital tras conocer Jiva o Bujará será bastante más difícil reconocerle mérito alguno a Tashkent.
TASHKENT. BREVE HISTORIA.
Alguien podría caer en la tentación de creer que Tashkent se trata de una ciudad soviética sin pasado. Y la verdad es que se conoce de la existencia de asentamientos ya desde el siglo III, al menos. Es decir, de antes de la dominación islámica de Asia Central que aconteció a partir del siglo VII.
Desde entonces, varias dinastías de origen persa, como los sasánidas y samánidas se hicieron con el control de la plaza, que por aquel entonces era conocida como Binkath.
También los mogoles pasaron por aquí bajo las ordenes de Gengis Khan, cuyo celo destructor conocido es por todos. También Tamerlán, otro general mogol, se hizo con Tashkent. Y curiosamente, sin ser uzbeko, es precisamente Tamerlán (también famoso por su avidez destructora) el que es considerado algo así como el gran héroe nacional de la Patria Uzbeca. Lo cual no deja de ser curioso porque, en realidad, los uzbecos llegaron más tarde a estas tierras e incluso llegaron a enfrentarse a los propios timúridas descendientes de Tamerlán.
Durante el siglo XIX Tashkent pasó por un periodo de bastante importancia comercial, siendo capital del Janato de Kokand, que junto a los de Bujará y Jiva era uno de los tres grandes janatos de la región.
Sin embargo, Tashkent acabó por caer bajo dominación rusa en forma de protectorado y finalmente, siendo incorporada a la URSS tras la ocupación soviética. Fue un tiempo donde, curiosamente, Tashkent perdió la capitalidad de la República Socialista Soviética de Uzbekistán en favor de Samarcanda, aunque en 1930 la recuperó.
Con la independencia acontecida en 1991, Tashkent se convirtió en la capital de la recién creada República de Uzbekistán. Por aquél entonces, se trataba de la cuarta ciudad en tamaño de la extinta URSS.
Por desgracia, gran parte de Tashkent sucumbió a los envites de un terrible terremoto acontecido unos años antes, en 1966. Más de 80.000 viviendas fueron destruidas y la práctica totalidad de la ciudad debió ser reconstruida casi por completo. De ahí que su trazado no difiera mucho del que tienen otras grandes ciudades de la órbita soviética, con enormes avenidas, plazas y parques y un considerables número de bloques de hormigón de dudoso gusto. Es decir, poco queda de los más de dos mil años de historia de la histórica Tashkent.
Sin embargo, entre tantos edificios insulsos el viajero deberá ir separando el grano de la paja a fin de disfrutar de una ciudad con mucha personalidad y ambiente y que, como digo, merece algo más que una visita de una pocas horas.
QUÉ VER EN TASHKENT
Os relataré el recorrido realizado durante nuestra segunda jornada en Tashkent, puesto que el primer día poco más hicimos que llegar al hotel, hacer el check-in y realizar un breve paseo por el centro de la ciudad mientras nos dirigíamos a las oficinas de la Agencia Advantour donde debíamos recoger los billetes de tren reservados con ellos y con destino a Samarcanda y Bujará (por desgracia, la web de Uzbekistán Railways no permite la compra online de billetes de tren actualmente).
También aprovechamos este primer día para cambiar dinero en el mercado negro donde se consigue mucho mejor cambio que en las oficinas de cambio (hasta 7000 soms por USD en lugar de los 4200 soms oficiales; es decir un 65% más).
BAZAR CHORSU Y ALREDEDORES.
Nuestra primera visita nos acerca hasta el más popular de los mercados que hay que ver en Tashkent, el bazar Chorsu. Para llegar hasta allí hacemos uso del metro (1200 T). Durante esta jornada por Tashkent nos moveremos indistintamente en taxi y metro. Somos de los que nos gusta pasear y usar el transporte público de las ciudades que visitamos, de manera que siempre que es posible evitamos el uso del taxi, pese a que en esta ciudad la carrera media suele estar sobre los 10.000T, es decir menos de euro y medio.
Llegamos al Bazar Chorsu. Se trata de un mercado cubierto cuyo edificio principal está cerrado por una curiosa cúpula de color turquesa inspirada en la arquitectura persa y timúrida que tendremos la oportunidad de conocer durante estos días.
El interior se distribuye de forma concéntrica. El Chorsu Bazar es de aquellos lugares donde desde primera hora de la mañana relucen un ambiente tremendo. Como en todos los mercados de Oriente, las tiendas se distribuyen según las mercancías que venden: aquí el vacuno, más allá los productos derivados de la leche, en el segundo piso los frutos secos (benditos pistachos)… Pasamos un buen rato en este mercado.
Posteriormente nos acercamos hasta la cercana Mezquita Central. En realidad una minucia que empalidece ante cualquiera de los edificios insignes de Samarcanda, Bujará o Jiva e, incluso, con algunos otros de los de Tashkent.
COMPLEJO DE LA PLAZA DE JAST IMOM. EL CENTRO RELIGIOSO OFICIAL DE UZBEKISTÁN.
Tras visitar la zona del Bazar Chorsu nos acercamos hasta la de la plaza de Jast Imom. En principio son solo un par de kilómetros a pie, pero la verdad es que terminamos por rodear un parque y tardar más de media hora en llegar hasta este punto.
En esta plaza se ha instalado lo que vendría a ser el nuevo centro religioso de Uzbekistán. Aquí se ubican algunos edificios bastante antiguos y otros de más modernos y la verdad es que es un lugar bien bonito y relajado. A este aspecto contribuyen tanto la escasa presencia de turistas como al hecho de estar apartado del tráfico rodado.
La primera visita que haremos en esta plaza es la de la Mezquita Hazroti Imom que es, quizá, el más moderno de los edificios de este lugar. Sin embargo, el templo está diseñado en el clásico estilo de los edificios más bellos de Bujará o Samarcanda, de manera que lo que domina aquí es el ladrillo y el fascinante conjunto de vidrios esmerilados de colores azulados y turquesas que dominan buena parte de la construcción, particularmente sus cúpulas. Destacables son también sus dos minaretes que se elevan hasta los 50 metros así como las columnas de madera que decoran el patio que da acceso a la mezquita. Por desgracia no podemos entrar a la sala de oración.
Tras visitar la Mezquita Hazroti Imom la rodeamos para situarnos en el interior de la Plaza Imom, que es desde donde se aprecia la mejor perspectiva de todos los edificios de la misma.
Nuestro siguiente objetivo es la Madrasa Barak Jan, es decir una antigua escuela coránica que fue construida en el siglo XVI y que ha sido cuidadosamente restaurada. En el interior de la misma nos damos cuenta de algo que será una constante en muchas de las antiguas madrasas uzbekas: en las celdas que un día ocuparon los estudiantes islámicos se han acomodado, en la actualidad, o bien artesanos o bien tenderos que ofertan todo tipo de souvenirs y artesanía. La verdad es que el Barak Jan está ocupado por artesanos que realizan sus labores a la vista de los visitantes. Encontramos aquí pintores, marqueteros, ebanistas y otras profesionales que nos dejan francamente perplejos ante la notoriedad de sus trabajos.
Somos de comprar más bien poco en los viajes de manera que tras humear bastante salimos del recinto sin regalo alguno.
Tras el Barak Jan nos dirigimos hasta un edificio que se ha situado en medio de la plaza. Es la Biblioteca Moyie Mubarek y se trata de uno de los más importantes museos que hay que ver en Tashkent. Y es que en su interior se conserva el que se considera el Corán más antiguo del Mundo, que fecha del siglo VII y que parece que fue traído a Uzbekistán por el mismísimo Tamerlán. La cuestión es que más allá del contenido, el edificio en sí mismo, también de estilo neoislámico con una fabulosa cúpula azul turquesa, es una maravilla. Por desgracia no podemos fotografiar su interior.
No nos vamos de la plaza de Jast Imom sin realizar una última visita. Entramos a un pequeño edificio situado en una de las esquinas de la plaza en cuestión que está también fabulosamente decorado con una cúpula azulada. Se trata del mausoleo del siglo XVI dedicado al filósofo y poeta Abu Bakr Kaffal Shoshi.
Con estas primeras visitas se nos ha pasado la mañana volando de manera que es hora de comer. Por suerte, justo enfrente de la entrada principal de la Mezquita Hazroti Imom, que no da a la plaza si no que queda justo detrás, se ubican varios restaurantes de comida local. La oferta no es muy abundante, como iremos viendo que es habitual en estos lugares, pero la comida es sabrosa y económica. Comemos unos mantis de carne, una sopa con albóndigas y un plov que resulta riquísimo.
MAUSOLEOS DE KALDIRGOCHBIY, HOVENDY TAHUY Y….¿YUNUS JAN?
Dejamos esta zona para acercarnos hasta donde se ubica la Universidad Islámica de Tashkent, cerca del metro Alisher Navoy. En realidad son solo unos dos kilómetros de manera que decidimos patearlos. Otra cosa es que luego no resulta nada fácil encontrar los mausoleos en cuestión. Particularmente en de Yunus Jan, que parece que es el más interesante y que tras rodear la manzana donde presuntamente se halla no lo llegamos encontrar. Tras preguntar a varios transeúntes nos informan que se localiza dentro de los terrenos de la Universidad Islámica a la que no se permite acceder a los que no forman parte de la comunidad universitaria. Nos quedamos, por tanto, sin conocer este Mausoleo de Yunus Jan, abuelo del Emperador Babur, que fue el fundador de la dinastía Mogol de la India.
Tras este desengaño sí que podemos visitar dos mausoleos casi contiguos, dedicados al Jeque Hovendi Tahur y a Kaldirgochbiy. Fueron construidos en el siglo XIV y XV respectivamente aunque están muy restaurados. El primero destaca por sus dos cúpulas azuladas y el segundo por su cúpula de forma piramidal. Muy bellos los dos.
EL METRO DE TASHKENT
Tomamos nuevamente el metro en la parada Alisher Navoy hasta la estación Kosmonavtlar, en las cercanías de la cual se encuentra nuestro próximo destino. Sin embargo, quiero comentaros acerca de la belleza de este metro de Tashkent.
No se trata de uno de los más antiguos metropolitanos de Europa, pues su construcción fue acometida en época soviética, a finales de los años sesenta. Sin embargo, las estaciones son una auténtica belleza que merece disfrutar. Es decir, si visitáis Tashkent y vuestra opción es desplazaros en taxi, no olvidéis visitar también el metro ni que sea como atractivo turístico. El metro es algo que hay que ver en Tashkent y aunque no llegue al esplendor del de Moscú es una verdadera delicia.
Por cierto, las fotos no están permitidas y a nosotros nos llamó la atención por tomar unas instantáneas, uno de los muchos policías que por las estaciones pupulan. El precio del billete es de 1200 soms.
MUSEO DE BELLAS ARTES DE TASHKENT
Como casi siempre, damos un rodeo innecesario antes de llegar a este precioso Museo de Bellas Artes. Es esta otra de las visitas imprescindibles de Tashkent, donde el continente es tan importante o más que el contenido.
Este museo se ubica en una extraordinaria mansión del primer tercio del siglo XX que fue utilizada como residencia de un embajador ruso. La decoración de estilo arabizante es una auténtica delicia, con filigranas, mocárabes, mayólicas, ornamentaciones geométricas y demás, que nuestra imaginación hace que nos transportemos, en un abrir y cerrar de ojos, hasta el Palacio de Topkapi o hasta cualquier mezquita de Isfahan o Samarcanda.
La cuestión es que en este museo encontramos un buen número de piezas, no siempre antiguas, que hacen referencia a las distintas artes aplicadas. Gorros uzbekos (el tübätäy), bordados, alfombras, tapices, pinturas, instrumentos y otros muchos elementos. Como digo, merece la pena, aunque no seáis mucho de museos, pues la mansión es una auténtica delicia y, además, un remanso de paz.
PLAZAS DE AMUR TIMUR Y DE LA INDEPENDENCIA.
Antes de que caiga la tarde nos desplazamos, nuevamente en metro, hasta una de las dos plazas que hay que ver en Tashkent. Se trata de la Plaza de la Independencia. Jardines, fuentes y varios monumentos que hacen referencia a la patria uzbeca es lo que hallaríamos en esta plaza. Y digo hallaríamos porque parte de la plaza permanece hoy cerrada a cal y canto por un buen número de policías. No sabemos el porqué del cierre, pero solo intuimos algo a lo lejos el Monumento a la Madre Patria donde, por cierto, se aprovechó el pedestal de una antigua estatua dedicada a Stalin y que los nuevos tiempos obligaron a demoler.
También podemos observar, aunque a contraluz, una suerte de puerta pseudoneoclásica compuesta por 16 columnas, cuyo arco se culmina con las figuras de varias aves. La verdad es que es un monumento bastante singular aunque no es que brille precisamente por su belleza.
Paseamos entre las plazas de la Independencia y la Plaza Amir Timur, es decir, Tamerlán, que se encuentra a menos de 500 metros de la anterior. Ambas están unidas por un gran parque con una bonita arboleda además de un buen número de fuentes.
Es esta Plaza Amir Timur algo así como el centro de la nueva Tashkent. En medio, se alza una gran estatua ecuestre del gran guerrero turco-mogol nacido en las cercanías de Shahrisabz, lugar que tendremos la posibilidad de visitar. Es Tamerlán algo así como el gran personaje de la historia de Uzbekistán de manera que casi todas las grandes ciudades tienen plazas y avenidas dedicadas a este importante personaje histórico que, como dije ya, en realidad ni era ni se sentía uzbeco.
A parte de la estatua en cuestión, algunos edificios de la época soviética rodean la plaza. Uno de ellos es el Hotel Uzbekistán, en otro momento el gran hotel estatal, aunque a buen seguro pasó ya por sus mejores épocas. También en la plaza se encuentra un edificio ciertamente singular, de cúpula semiesférica y azulada y de base circular que llama bastante la atención. Es el Museo Timúrida o Museo de Historia de los Timúridas. No lo visitamos.
Antes de buscar un lugar para cenar, aun encontramos un sitio para descansar un poco. El móvil de Isa indica que llevamos 23 kilómetros andados, de manera que estamos molidos. Unas cervezas locales (por cierto, sin filtrar) y una shisha nos proporcionan un merecido descanso.
Cómo digo, Tashkent es una ciudad con suficientes lugares que ver como para dedicarle una jornada entera.
UNA ÚLTIMA MAÑANA EN TASHKENT
Tras realizar el recorrido por Samarcada, Bujará y Jiva, aún regresamos a Tashkent donde le pudimos dedicar una última mañana. Aunque básicamente nos dedicamos a pasear y recorrer algunos mercados, tuvimos tiempo para acercarnos hasta dos bellísimos templos: la Catedral Ortodoxa y la reluciente Mezquita Minor que fue abierta en 2014. La verdad es que es una auténtica maravilla, combinando los estilos tradicionales modernos con el reluciente blanco marmóreo tan característico de las mezquitas orientales de nuevo cuño.
Ha sido un brillante broche de oro a nuestro paseo por la capital Uzbeka. Como dije, son suficientes los mercados, plazas y monumentos que ver en Tashkent como para dedicarle una o dos jornadas enteras.
Comentarios:
16 comentarios en “TASHKENT, UZBEKISTAN. Visita a una capital más interesante de lo esperado.”
En la foto está el mejor lugar de la ciudad sin lugar a dudas!
Si, es un lugar muy chulo la plaza Imom, pero la verdad es que toda la ciudad nos sorprendió para bien.
Hola
Me ha encantado el post, menudo trabajazo más bueno.
Yo creo que dedicándole sólo un día a conocerla, y siendo el primero del viaje, Tashkent está muy bien.
Más días no pasaría allí porque no da para más pero me parece que tiene una mezcla asiática-árabe- soviética muy curiosa.
Un saludo
Muchas gracias, Miguel, por tus palabras. Al final, a Tashkent le encuentras mucho más de lo que te esperas. O eso nos pasó a nosotros.
Un abrazo!
Definitivamente voy a dedicar, por lo menos, un día completo para visitar Tashkent cuando vaya a Uzbekistán. Es uno de mis viajes soñados!!
Gracias por la info!
Marta
Gracias a ti por pasarte por aquí, Marta.