El Delta del Sine Saloum supone uno de los ecosistemas más espectaculares que ver en Senegal. Está formado por el enorme conjunto de ramificaciones que crea el río Saloum durante sus últimos kilómetros de trayecto, antes de desembocar en el Océano Atlántico.
Curiosamente, no es este Río Saloum uno de los más largos de África, ni mucho menos. Se trata de un río que nace, únicamente, unos 250 kilómetros tierra adentro. Antes de llegar a la costa, se une con el Río Sine que transita más o menos paralelo a él, para formar el caudaloso y espectacular Delta del Sine Saloum. Las dimensiones de este delta resultan espectaculares, pues sus distintas ramas desembocan en el océano a lo largo de más de 70 kilómetros de costa, ocupando también más de 35 kilómetros desde la costa al interior.
La riqueza natural de esta maravilla de la naturaleza le han valido al Delta del Sine Saloum ser incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad, además de formar el que es el segundo Parque Nacional de Senegal en extensión, con más de 75.000 hectáreas. También goza de la protección como Reserva de la Biosfera.
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Nosotros llegamos al Delta del Sine Saloum después de visitar la Casamance y después de haber realizado un recorrido por el País Bassari. Como ya he comentado en otros artículos de éste viaje a Senegal, aun encontrando muchos puntos de interés en éste país, el viaje no estaba cumpliendo con las expectativas creadas.
Tras una breve parada en Kedougou, que actúa como capital del País Bassari aún sin formar parte geográfica del mismo, llegamos a la población de Ndangane, a orillas del río Saloum, en pleno Delta del Sine Saloum y a una decena de kilómetros de la costa.
El pueblo tiene nulo interés, de manera que nos acercamos directamente al muelle donde se toman las piraguas que nos acercarán hasta la otra orilla del río (o del brazo del río en que nos encontramos) donde se ubica el Campamento Essamaye, que es donde debemos pasar la noche. No tardamos más de quince minutos en cruzar el enorme brazo del delta.
Esta orilla resulta ser, en realidad, una enorme isla situada en medio del Delta del Saloum. Un paraje ciertamente espectacular que es conocido como isla de Mar Lodj. Y el Campamento, resulta estructuralmente bien bonito, diseñado en forma de Casa Impluvium, como las que hemos visto en el País Bassari. Sin embargo, durante la noche descubriremos que la ausencia no solo de aire acondicionado si no también de un simple ventilador, convierte la estancia en la habitación en una auténtica condena. Mi recomendación, por tanto, es que no os alojéis en este lugar durante los meses de verano.
Por el contrario, la cena resulta de las mejores que hemos tenido la oportunidad de degustar durante el viaje a Senegal. Aunque en general, la comida nos ha parecido de lo mejor de todo el recorrido por este país de África Occidental.
Tras dejar el equipaje en la habitación salimos a dar una vuelta, pero la verdad es que en las cercanías del campement no hay nada de nada, más allá de una minúscula playa. Como en otras jornadas parece que el plan del guía es dejarnos en el campement hasta el día siguiente (y son las 4 de la tarde!). Como os he contado ya, para nada podemos recomendar la agencia de Demba, del que no dudamos que sea una muy buena persona, pero que como diseñador de rutas no podemos recomendar de ninguna duda.
Estamos discutiendo un rato con Ambrosio, el guía. Le contamos que dejarnos en la isla de Mar Lodj no es para nada visitar el Delta del Sine Saloum. Que lo que queremos es ver los manglares, las distintas islas y comprobar la existencia (aunque sabemos que no es la mejor época para avistar pájaros) de la fauna local. Lo que le ha valido al lugar ser incluido en la lista de la Reserva de la Biosfera o del Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Finalmente, nos consigue una piragua que nos llevará durante una hora y media de paseo por el Delta del Sine Saloum. Durante el trayecto pasamos por varios de los enormes brazos que forman el delta, pero también por canales mucho más estrechos, donde la experiencia resulta más placentera. Estos canales de agua salada son los conocidos como bolongs. Los podemos encontrar tanto en Gambia como en Senegal. El agua del río se mezcla con la procedente del mar y están sujetos al vaivén de las mareas. Ya pudimos conocerlos en el río Casamance.
Resulta realmente excepcional la cantidad de manglares que ocupan buena parte de la superficie del Delta del Sine Saloum. Curiosamente, la marea baja deja al descubierto la parte baja del manglar, de manera que podemos ver como los moluscos los colonizan completamente. Pájaros vemos más bien pocos. Algunos cormoranes y cigüeñas, bastantes garcetas y garzas reales, varios pelícanos, algunos flamencos muy a lo lejos y otros pájaros que no sabemos distinguir. Por lo que parece, noviembre y diciembre son mejores época para avistar pájaros. También encontramos algún baobab que ha colonizado alguna de las pequeñas islas del Delta del Sine Saloum. Y algunos pescadores también, faenando al estilo tradicional, con sus redes, como vienen haciéndolo desde tiempo inmemorial.
La verdad es que no podemos decir que la visita al Delta del Sine Saloum haya cumplido las expectativas. El lugar es espectacular, desde luego. Sin embargo, he de reconocer que yo esperaba encontrar más avifauna. De hecho, en bastantes lugares de la Casamance nos hemos encontrado con bastantes más aves. Sin embargo, creo que si vais a viajar a Senegal merece la pena incluir este lugar en vuestro itinerario. Eso sí, aseguraros que tendréis la oportunidad de pasear en piragua por el Delta del Sine Saloum, más allá de que os dejen en un campement apartado, como fue nuestro caso.