Hemos llegado a Tanzania para ver animales en libertad en los Parques Nacionales, pero también para descubrir tribus de la zona. Y en concreto, hemos llegado hasta el Lago Eyasi, con nuestra guía masai, Coletta, con un objetivo: encontrar los Hadzabe, uno de los pocos grupos bosquimanos que se pueden encontrar en África.
QUIÉNES SON LOS HADZABE DE TANZANIA
Los bosquimanos son un grupo de tribus africanas dispersas por todo el continente negro, que tienen como punto común que tienen una lengua que se basa en los clics, que se suelen ser nómadas y que basan su economía en la caza y la recolección de frutos. Parece ser que el origen de estos grupos sería común y que provienen del África más austral. Los San del Desierto del Kalahari son quizás el grupo más conocido. En Tanzania encontramos los Hadzabe.
Dormimos en nuestro sencillo campamento cercano al lago Eyasi con enorme ansia. Deseamos que las horas pasen rápido, no en vano, al amanecer debemos visitar los Hadzabe, los últimos bosquimanos existentes en esta zona de África. Actualmente son unos pocos cientos los bosquimanos tanzanos. Algunas cifras, las más optimistas hablan de hasta 1500, aunque parece ser que no serían ni trescientos los que mantienen el nomadismo y su carácter cazador-recolector. Sin embargo, su carácter nómada, así como su nula voluntad de integración en una civilización que no reconocen como propia, hacen difícil su censo exacto.
Al levantarnos, estamos nerviosos y expectantes. Coletta recoge en un poblado cercano, un joven y animoso guía local que nos ayudará, no sólo en su búsqueda, sino también a mantener una mínima conversación, ya que los hadzabe no hablan swahili. Sin embargo, después de más de hora y media de infructuosa búsqueda por tortuosas y polvorientas pistas, nuestros ánimos están por los suelos. Sabemos que no es tarea fácil encontrar a alguno de los pequeños grupos familiares en los que se agrupan los hadzabe en esta zona conocida como valle Mangot Chini, pero Coletta no piensa desistir. No todavía: «Los encontraremos. Este es su territorio. Pero nunca sabemos exactamente donde están…».
Tras dejar el coche y caminar 20 minutos, encontramos una mujer hadzabe, con su hijo de pocos meses en brazos. Se encuentra en su cueva que, en estos días es a su vez su hogar. Los hadzabe son malos construyendo barracas, de modo que utilizan cuevas naturales para dormir. Dice no saber nada de la tribu. Con su característico lenguaje a base de chasquidos (similar a los bosquimanos del Kalahari) nos hace saber que los hombres marcharon ayer de cacería y no han regresado.
Volvemos al 4×4 y después de media hora más de búsqueda: Bingo!. Allí están. Una decena de hazdabes alrededor de una hoguera. Visten con escasa ropa, algunos con pantalones cortos, con el torso descubierto o con pieles de vaca y con un sombrero a base de plumas. Los más jóvenes están secando flechas. Nos cuentan que ha estado lloviendo toda la noche y que se han mojado sus flechas. Y así no pueden cazar. Los más viejos fuman enormes puros. Imposible saber su edad. Por los encendidos ojos con que nos miran, es evidente que fuman algo más que simple tabaco. Sin embargo, todos ellos se muestran amables y receptivos. Nos enseñan las rudimentarias cabañas que con simples cañas han alzado esta noche para protegerse de la lluvia. En ellas, tres o cuatro chicas se entretienen esperando la cacería de los chicos. Ellas son las recolectoras. En efecto, los hadzabe son reconocidos cazadores, aunque también se dedican a la recolección de frutas y raíces. Compran las flechas a datoga, que también visitaremos estos días y que son enemigos irreconciliables de los masáis de Tanzania, y con ellas son capaces de cazar todo tipo de aves y pequeños mamíferos.
DE CACERÍA CON LOS HADZABE
Nos proponen salir de cacería. Por supuesto, aceptamos gustosos. 4 jóvenes hadzabe con sus arcos y flechas y acompañados de tres escuálidos perros, avanzan rápidos a través de árboles y arbustos. Su habilidad es tremenda, los jóvenes hadzabe cazan en poco más de media hora varios pájaros. Son capaces de perseguir un pájaro de árbol en árbol, hasta llegar a su objetivo. Y la verdad es que lo consiguen ante nuestros incrédulos ojos. A continuación, después de desplumar los pájaros y con cuatro ramas, se disponen a hacer fuego para disfrutar de la comida.
El mundo parece detenido en un acto que probablemente se haya repetido millones de veces en los últimos 5 o 10 mil años. Llama la atención como los tres perros esperan su turno. Sólo cuando los chicos han terminado su parte, los perros dan cuenta de las sobras. Los cazadores, eso sí, dejan tres pájaros para el resto del grupo. Sin embargo, pronto nos explican que con esto no será suficiente y que luego volverán a la cacería en busca de algún pequeño mamífero para alimentar al resto. También nos han ofrecido trozos de pájaro por si tenemos hambre. Por suerte, aceptan nuestras disculpas.
Enormemente felices por el encuentro y por la cacería nos despedimos de Hadzabe. A diferencia de los datoga y, posteriormente los masai, no hay danza de despedida, pero tampoco de ningún intento de venta de artesanía propia. Esta visita quedará marcada a fuego como una de las más memorables que haremos nunca en África.
Comentarios:
2 comentarios en “BUSCANDO LOS HADZABE. Los últimos bosquimanos de Tanzania.”
Genial el post y la experiencia. Yo les he visitado, y me encantó hacerlo, pero a la vez a veces pienso que el contacto con turistas está ayudando a su desaparición. ¿No crees? Bueno, eso y que les han echado de sus tierras en el PN Ngorongoro y en la zona actual hay poca caza y mucha presión de agricultores, ganaderos y poblaciones…
Claro, es la eterna duda y debate. Ayudamos visitándoles y explicando la experiencia, o contribuimos a su desaparición como grupo étnico diferenciado? Merecen poder vivir según su manera de vivir y ritos ancestrales? O realmente merecen como personas que son ayudarles a la integración en otras formas de vida que les ayuden a vivir 80 en lugar de 40 años de media, a que de cada 10 hijos que tiene una mujer no se mueran 3 antes de los 3 años, etc… Queremos que se mantengan como están ahora por nuestra consciencia social o por nuestro egoísmo, en cuanto nos encanta descubrirlos (como a los Mursi, los Hamer o los Himba, por ejemplo).
Debate muy complejo.