Nimes, la capital del departamento francés del Gard, es otra de las ciudades francesas que presenta suficientes monumentos, en particular de la época romana, como para hacerla merecedora de una visita de 1 día entero.
El anfiteatro de Nimes y la Maison Carrée son probablemente sus edificios más conocidos. Sin embargo, más allá de ellos, hay muchos monumentos que ver en Nimés, por lo que durante nuestro viaje por el sur de Francia Hemos decidido hacer noche en la ciudad, para poder dedicarle así un paseo más relajado.
BREVE HISTORIA DE NIMES
Como tantos municipios del sur de Francia, el primitivo asentamiento galo fue conquistado por Roma a finales del siglo II aC. Fue esta una colonización sin oposición, de manera que los romanos pudieron seguir afianzando el camino que les llevaría hasta la futura Hispania, con la construcción de la denominada Vía Domitia que uniría la actual península italiana con la ibérica, tras pasar por los mismísimos Alpes y unir ciudades de la importancia de Glanum (actual Saint-Remy de Provence), Nemausus (Nimes) o Narbo Martius (actual Narbona y que se convierte en la primera colonia romana de las Galias y capital de las Galias Narbonensis).
A mediados de siglo I aC, Nemausus recibe por parte de Julio César, el preciado título de colonia romana. Eso conllevaba una buena serie de beneficios, pues en la colonia se asentaban los veteranos de Roma, gracias a que eran recompensados con tierras donde poder disfrutar en paz de los últimos años de su vida. Además, como ya hemos visto en Arlés, las colonias eran dotadas de todo tipo de construcciones destinadas al recreo de sus habitantes, como teatros, circos o anfiteatros. En esta época se estima en 25.000 los habitantes de la ciudad.
La prosperidad de Nemausus crece año tras año, de manera que en el siglo II se convierte en capital de la provincia romana de la Galia Narbonense en detrimento de Narbo Martius. Sin embargo, tras la llegada y colonización visigoda, el dominio romano llega a su fin. Tras los visigodos, musulmanes y carolingios se hicieron también con la plaza, convirtiéndose Nimes, en sede de condado. Sin embargo, durante los siglos posteriores al dominio romano, Nimes perdió la mitad de su población. En el siglo XII, Nimes es incorporada a la corona Francesa.
QUE VER EN NIMES EN 1 DÍA. ANFITEATRO ROMANO DE NIMES.
Nos despertamos en el encantador Hotel de L’Amphithéatre, que se encuentra a escasos 50 metros del monumento más importante que hay que ver en Nimes: el Anfiteatro Romano. Es pues el Anfiteatro nuestro primer objetivo del día.
El Anfiteatro romano de Nimes es uno de los monumentos más extraordinarios que nos ha legado el antiguo Imperio Romano. Este fue el motivo por el cual lo incluimos en la lista sobre los monumentos romanos más bonitos del mundo, la cual os recomiendo. Quizá sea el de Nimes, el Anfiteatro Romano mejor conservado del mundo, entre todos los grandes anfiteatros que se pueden visitar.
Sus dos hileras de arcos con 60 tramos cada una, se alzan hasta los 21 metros y rodean una construcción ovalada de 133 metros de largo por 101 metros de ancho. Hasta 25.000 espectadores podían darse cita en tan precioso recinto, quedando distribuidos en 34 hileras de gradas. Como ya hemos visto en otros anfiteatros en este mismo viaje, como el de Arlés, las clases sociales no se mezclaban dentro del recinto, de manera que la separación de las mismas se optimizaba gracias a la separación de las graderías en tres sectores diferentes. Los más altos dignatarios eran ubicados en las primeras graderías; los ciudadanos libres, en el segundo sector; y los extranjeros, esclavos y estratos más bajos de la sociedad, prostitutas incluidas, en la zona más alejada del escenario.
El anfiteatro era un espacio donde disfrutar de los espectáculos pero donde al que los habitantes de mayor rango social acudían, también, para ser vistos.
La verdad es que la visita al Anfiteatro Romano de Nimes es imprescindible. Solo una vez dentro, puede entenderse la importancia y monumentalidad del espacio, convertido hoy en coso taurino y recinto para todo tipo de espectáculos. La visibilidad desde la práctica totalidad de las graderías es excelente.
En la época romana, el anfiteatro estaba provisto de un gran toldo, el velum, que protegía a los espectadores de la crudeza del sol. Aun hoy se pueden observar en la parte superior del anfiteatro, los agujeros donde se colocaban las astas que sostenían el velum.
Tras la caída del Imperio Romano, el Anfiteatro adquirió otra funcionalidad, pues terminó por convertirse en una auténtica fortaleza capaz de dar cabida a un barrio entero de viviendas con, incluso, varias iglesias en su interior y un pequeño castillo adosado a una de sus torres, donde se establecieron los condes medievales. Este es el motivo principal por el cual el anfiteatro romano de Nimes se mantiene en tan buen estado.
MAISON CARRÉE
Abandonamos el Anfiteatro y tomamos destino al otro monumento imprescindible de Nimes, la Maison Carrée. De camino, por el Boulevard Víctor Hugo pasamos por delante de la bella iglesia neorománica de Saint Paul.
La Maison Carrée es el templo romano mejor conservado del mundo antiguo. La inscripción instalada en su fachada, que se ha perdido, menciona que se trataba de un templo dedicado a Cayo César y Lucio César, nieto e hijo adoptivo del emperador Augusto. Se situaba en la misma localización que el antiguo Foro Romano de Nemausus.
Sus dimensiones no son colosales, pero la fineza y delicadeza de sus 26 metros de largo por 15 de ancho, así como su excelente estado de conservación lo convierten en un monumento sin igual en toda la Antigua Roma conservada.
Al igual que en el caso de los anfiteatros de Nimés y Arlés, el buen estado de conservación de la Maison Carrée se debe a que desde que fue construida, siempre ha tenido uno u otro uso, ya sea como ayuntamiento, iglesia, casa consular, caballeriza o archivo departamental.
La Maison Carrée ha sido restaurada con esmero en los últimos veinte años. Incluso, a partir de 1992 fue sometida a un recambio del tejado, utilizándose tejas moldeadas a mano modeladas con el método tradicional de la antigüedad. La verdad es que en la actualidad tiene un aspecto espléndido.
Justo enfrente de la Maison Carrée encontramos un edificio que no pasa desapercibido. Casi 2000 años separan el antiguo templo del Carré d’Art, el moderno edificio diseñado por el insigne arquitecto Norman Foster. Biblioteca, mediateca y un museo de arte contemporáneo se unen en este edificio hijo de la época del acero y el cristal.
Aprovechamos para visitar su mediateca y posteriormente, para subir a su terraza, desde las que se puede disfrutar de unas preciosas vistas a toda la plaza i en particular, a la Maison Carrée.
PLAZA DE L’HORLOGE, CATEDRAL DE SAN CASTOR Y PUERTA DE AUGUSTO
Es hora de meterse en medio del centro histórico de Nimes. La verdad es que se trata de una zona de la ciudad muy viva y con una enorme vitalidad. Buena parte de las calles son peatonales y el comercio de proximidad pugna con las grandes marcas por los mejores espacios. En concreto, quedamos asombrados con algunas deliciosas pastelerías y chocolaterías, a la vez que disfrutamos de verdad en el bonito mercado de Les Halles.
Llegamos así a la Place de l’Horloge o Plaza del Reloj. En esta bonita plaza, que fue renovada en 2003, destaca la esbelta torre del reloj. La torre es simple, nada espectacular, pero francamente muy elegante.
Es una torre que no se corresponde a ningún edificio religioso, pues se trata de una torre civil, bastante poco habitual en una época en que marcar las horas parecía ser un monopolio de la iglesia.
En la misma plaza hay varias terrazas por si alguien quiere darse un descanso y tomarse una cerveza. La verdad es que el día es soleado y apetece.
En poco más de cinco minutos llegamos a otro de los edificios que hay que ver en Nimes en 1 día. Hablamos de la Catedral de San Castor. Se trata de un edificio de finales de siglo XI, consagrada por el papa Urbano II, que tiene una fachada ciertamente peculiar, producto de las distintas modificaciones que ha sufrido a lo largo de los años. Probablemente se trata del edificio medieval más importante de Nimes. La parte principal de su fábrica es de estructura románica. Sin embargo la coronación de su única torre es de factura gótica. El friso superior está considerado una obra de importancia vital dentro del románico.
La ciudad de Nimes fue durante la época romana y durante muchísimos años, una ciudad fuertemente fortificada y amurallada. Por desgracia de aquellas murallas no queda, prácticamente, ni un solo vestigio. Solamente se puede disfrutar de algunas de las antiguas puertas de entrada a la antigua Nemausa, como la Puerta de Francia, al sur del anfiteatro romano de Nimes o la llamada Puerta de Augusto, al este del centro histórico y que es, posiblemente, la más interesante.
La Puerta de Augusto disponía de dos grandes aberturas o vanos por los cuales los carros podían entrar a la ciudad. Estas aperturas mayores eran flanqueadas por sendas entradas más pequeñas, que eran de uso para los peatones. Ya hemos comentado que por esta ciudad pasaba la vía Dolomita que unía Roma con la península Ibérica. Pues justo por esta puerta entraba la vía en cuestión, de manera que de una u otra forma debía ser la puerta principal de la ciudad. Podemos observar como el nivel actual de la ciudad queda por encima del existente durante los tiempos de la Antigua Roma, pero la verdad es que la puerta se mantiene en un estado que permite entender su funcionalidad.
Enfrente la Puerta de Augusto se encuentra uno de los templos más espléndidos de Nimes. Se trata de la iglesia neogótica de San Baudilio, una obra de la segunda mitad del siglo XIX dedicada a este mártir de Nimes, que se opuso al culto pagano durante el siglo IV. Terminó por ser decapitado.
JARDINES DE LA FONTAINE
El día pasa volando. Por suerte nos hemos levantado pronto y hemos aprovechado la mañana, pero ahora el hambre arrecia con fuerza, de manera que buscamos un sitio para comer. Lo hacemos enfrente de las Arenas o Anfiteatro Romano de Nimes.
Probablemente los sitios más turísticos no suelen ser los mejores para comer. Sin embargo nos apetece almorzar enfrente de tan bello edifico y además hemos visto una brasería donde ofrecen un buen menú a base de mejillones y patatas fritas. Cierto que se trata de un menú bastante más bruseliense que francés, pero nos apetece.
Con el estómago lleno nos acercamos a los Jardines de la Fontaine, o Jardines de la Fuente. Es esta una de las zonas más agradables y tranquilas de la ciudad. Se trata, además, de uno de los primeros jardines públicos que se construyeron en Europa, pues se diseñaron en el siglo XVIII en una zona donde se encontraba un antiguo santuario romano. Este santuario se localizaba en un viejo manantial que funcionaba a modo de fuente natural desde tiempos de la colonización romana.
Es esta una zona donde el agua corre por doquier y los adornos en forma de balaustradas y estatuas embellecen el jardín, de manera que no es extraño que sea, desde hace ya varios siglos, uno de los lugares favoritos para los ciudadanos de Nimes.
Justo en esta localización encontramos las bellas y románticas ruinas del Templo de Diana, otro vestigio de la época romana. La verdad es que las especulaciones sobre la exactitud de su función son varias. Se habla de que podría tratarse de un templo, de un santuario, e incluso de una biblioteca, como podrían hacer pensar las hornacinas laterales que habrían sido utilizadas para almacenar los libros. También hacen creer en su uso como biblioteca, la especial disposición del techo que permitía la entrada de luz.
La colina que queda justo por detrás de los Jardines de la Fontaine está coronada por la Tour Magne, la más alta de las torres de la antigua muralla romana. Aunque es posible subir a su cima, a más de 32 metros del suelo, desde la que se debe divisar una bonita vista de toda la ciudad de Nimes, no llegamos hasta ella y nos tenemos que conformar con observarla desde la distancia.
Nuestra visita a la antigua Nemausa llega a su fin. Como veis hay bastantes cosas que ver en Nimes en 1 día. Antes de tomar el tren en destinación Orange, donde seguiremos con nuestro viaje por el sur de Francia, nos acercamos hasta otra de las antiguas puertas de entrada al recinto amurallado de la Nemausa romana. Se trata de la actual Puerta de Francia, mucho más sencilla que la Puerta de Augusto con su único arco.
Con esto nos despedimos de Nimes, de su anfiteatro romano y de su bello centro histórico.
Comentarios:
16 comentarios en “NIMES. Qué ver en Nimes en 1 día. El Anfiteatro Romano de Nimes, el mejor conservado del mundo.”
Me encanta la variedad de destino que muestras en tu blog! Madre mía la de ciudades y sitios que conoces!!! ????????????????????????
jajajaja, en ello estamos Arian! Conocer, conocer y conocer! Que solo tenemos una vida y hay que aprovecharla!
Madre mía, no tenía ni idea de que fuera tan bonito Nimes, con lo que me gustan a mí las ruinas romanas (aunque eso de ruinas… Por lo que dices si están tan bien conservadas…) Desde luego el país vecino es una cajita de sorpresas con mucha historia y patrimonio por descubrir.
Un abrazo de la cosmopolilla
Pues sí! Estos romanos se recrearon verdaderamente en la región, Patri. La verdad es que vale muchísimo la pena disfrutar de Arles, Lyon, Nimes o Orange, ciudades muy próximas entre si y con un glorioso pasado romano del que mantienen numerosos vestigios!
Ciudad bonita y monumental donde las haya. Yo la conocí siguiendo este itinerario y no me defraudó: http://www.walkingo.com/route.php?city=180
Una ciudad muy recomendable, sin duda.
Y te va a encantar, Sara. Esto segurísimo!