La Cueva de Hielo de Dobsinska, en Eslovaquia, es la mayor y más importante de las varias cuevas de hielo que se pueden ver en Eslovaquia. Su relevancia es tal, que la Cueva de Hielo de Dobsinska ha sido incluida dentro de la lista del Patrimonio Mundial junto a varias cuevas más, en un conjunto denominado Grutas del karst de Aggtelek y del karst de Eslovaquia. Son más de 700 las cuevas de origen kárstico descubiertas en Eslovaquia. De ellas, seis han sido incluidas en la lista del Patrimonio de la Humanidad. Y de todas las cuevas de hielo de Eslovaquia, solo Dobsinska ha merecido esta distinción.
En realidad, visitar la Cueva de Hielo de Dobsinska ha sido el motivo principal que ha motivado este viaje de verano a Eslovaquia. Las Cuevas de hielo no son nada frecuentes en Europa. Bastante cerca de Salzburgo, ciudad que visitamos en Semana Santa, se puede conocer una de ellas (Eisriesenwelt se llama). Sin embargo, al igual que las cuevas de hielo de Eslovaquia, también la austríaca puede ser visitada únicamente en verano, de manera que nos quedamos sin poder conocerlas. Es por este motivo que a fin de poder visitar la Cueva de Hielo de Dobsinska, hemos programado la ruta por Eslovaquia para el periodo veraniego.
La Cueva de Hielo de Dobsinska se sitúa dentro del Slovensky Raj o Paraíso eslovaco. Se trata de uno de los grandes parques nacionales del país. Además de poder visitar la más importante de las cuevas de hielo de Eslovaquia, el Paraíso Eslovaco es un muy buen lugar para hacer distintas caminatas. Sin embargo, con el trekking por el Alto Tatra realizado hace unos pocos días, nos dimos por satisfechos y en esta ocasión solo nos acercamos al Slovensky Raj para disfrutar de la Cueva de Hielo de Dobsinska.
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HISTORIA Y CÓMO VISITAR LA CUEVA DE HIELO DOBSINSKA DE ESLOVAQUIA.
Llegamos a la Cueva de Hielo de Dobsinska después de visitar Kosice, tras algo más de una hora de trayecto. El coche debe dejarse en un parking habilitado por el que cobran 3.5 euros. Para acceder a la cueva hay que pasear por un sendero en pendiente. No son más que unos 20 minutos de caminata, entre la espesura del bosque. Es sí, en ascenso continuo que permite superar 130 metros de desnivel en poco rato. Las entradas se compran en taquilla (8 euros en 2019, con un impuesto revolucionarios de 10 euros adicionales si se quieren tirar fotografías).
Llegamos sobre las 10.05 de la mañana y podemos entrar en el grupo de las 10.10. Teníamos entendido que las visitas son a las horas en punto, pero la sensación que nos da una vez aquí es que se van realizando a medida que se forman los grupos. Debemos ser unos 50 en nuestro grupo. La verdad es que parece que los turistas que no hemos encontrado en ninguna ciudad durante todo el viaje (excepto al visitar Bratislava) los encontramos en los parques naturales, porque tanto durante nuestro trekking desde Srbsko Pleso como en esta Cueva de Hielo de Dobsinska, sí que hay muchos visitantes.
La visita a la más importante de las Cuevas de Hielo de Eslovaquia dura unos 40 minutos y como decía, se realiza en grupos guiados, únicamente en eslovaco. Una pena, porque no te enteras de nada, de manera que si vais a visitar la Cueva de Hielo de Dobsinska merece la pena ir un poco con la lección aprendida.
La cueva se formó hace bastante millones de años, en un periodo conocido como neógeno. Sin embargo, el hielo no habría llegado hasta aquí hasta hace unos pocos cientos de miles de años, únicamente. La Cueva de Hielo de Dobsinska tiene una longitud total de casi 1500 metros y una profundidad, desde su entrada situada a 969 metros sobre el nivel del mar, de 112 metros. Esta Cueva de Hielo de Dobsinska no fue descubierta hasta 1870. La expectación ante tamaño hallazgo fue inmediata, de tal manera que al año siguiente ya se abrió al público y seis años más tarde se había instalado un primer sistema eléctrico en su interior.
Desde casi el primer metro empezamos a encontrar grandes cantidades de hielo a ambos lados del pasillo de acceso, que en varias ocasiones ha tenido que ser creado de forma artificial perforando el hielo y creando una suerte de túnel artificial. El hielo que encontramos a ambos lados de la pasarela que permite recorrer en sentido único la cueva tiene una profundidad media de trece metros, aunque en algunos tramos supera los veinticinco. Es decir, para nada se trata de un pequeño lago helado de escasa profundidad. Ni que decir que la temperatura interior es gélida. De otra manera, claro está, el hielo no se mantendría en ese estado. Algo curioso es que el propio peso del hielo, víctima de la ley de la gravedad, provoca el lento desplazamiento hacía la parte más baja de la cueva, como si de un glaciar se tratara. Eso sí, no son más que unos pocos centímetros anuales.
En algunos casos, las filtraciones de agua de los techos calcáreos han dado lugar a estalagtitas de hielo. En otras ocasiones son grandes estalagmitas las que parten de la superficie helada. Incluso en algunos casos, llegan a formarse columnas enteras. La verdad es que el resultado de todo este conjunto de cueva y hielo es verdaderamente sobrecogedor. Durante el recorrido, la guía realiza unas cinco o seis paradas, donde aprovecha para contar los pormenores de la Cueva de Hielo de Dobsinska. Otro de los acompañantes se encarga, mientras, de comprobar que todos aquellos que tiramos fotografías llevemos puesta la pegatina que certifica que hemos pagado por ello (por lo tanto, si queréis inmortalizar el momento, pasad por el aro, porque verdaderamente son muy estrictos). El recorrido total, como decía de algo más de media hora, permite adentrarnos unos 650 en el interior de la oquedad. Es decir, algo menos del total. Os aseguro que es suficiente para salir asombrado.
La verdad es que visitar la Cueva de Hielo de Dobsinska cumplió por completo con nuestras expectativas. Es algo que jamás habíamos tenido la oportunidad de realizar y se convirtió, como así esperábamos, en la visita estrella de nuestro viaje en coche por Eslovaquia.