Vlkolinec, un pequeñísimo núcleo poblacional, será nuestra primera visita durante el segundo día de viaje por Eslovaquia. Tardamos aproximadamente una hora en llegar a Vlkolinec desde la maravillosa Banska Bystrica, de la que ya os hemos hablado.

Vlkolinec está considerado algo así como “uno de los 10 pueblos de Eslovaquia que deben preservarse”. Además, desde 1993, forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad.

Pero, ¿por qué se ha concedido a Vlkolinec tan algo grado de reconocimiento? Pues bien, Vlkolinec es un pequeñísimo núcleo formado por no más de una cincuentena de viviendas unifamiliares, que se ha mantenido tal cual en los últimos siglos. Es decir, la práctica totalidad de las edificaciones están alzadas gracias al uso de la madera como material casi único de construcción. Casi la totalidad de estas viviendas se distribuyen a lo largo de una calle en pendiente a la que no pueden acceder los coches (al menos, los de los turistas). Es por este motivo que hay que dejar el vehículo en un aparcamiento que se sitúa a unos 100 metros del pueblo. En el mismo parking compramos la entrada para visitar Vlkolinec. No son más que un par de euros por persona (más 1 en concepto de parking) que se invierten en el mantenimiento del pueblo.

La verdad es que pensábamos que entre esta distinción eslovaca como “pueblo típico a preservar” y la inclusión en la lista del Patrimonio Mundial, el pueblecito estaría a reventar. Pero la cuestión es que pese a que visitamos Vlkolinec durante un sábado de verano, no somos más de una decena de turistas los que hasta aquí nos hemos acercado. Quizá es que es demasiado pronto, pues no son ni las 10 de la mañana.

Visitar Vlkolinec
Visitar Vlkolinec

¿CÓMO VISITAR VLKOLINEC? Este pueblecito se encuentra en la cordillera y está muy mal comunicado con transporte público. Os recomendamos alquilar un coche para viajar por libre por Eslovaquia (podéis mirar en este metabuscador los mejores precios). Pero ojo: en vuestro GPS poned «Vlkolinec Tourist Parking« Si no, os llevará por un camino casi impracticable y no podréis entrar al pueblo.

LA VISITA A VLKOLINEC

Tras aparcar, nos damos cuenta también de la bellísima situación donde se localiza Vlkolinec, completamente rodeado de prados, bosques y montañas correspondientes ya a las primeras estribaciones de los Cárpatos.

Visitar Vkolince no nos llevará más de una hora, al fin y al cabo. De la cincuentena de viviendas de madera existentes aproximadamente, parece que son seis las que siguen estando habitadas, de forma regular, por lugareños. Todas tienen más o menos la misma disposición, edificadas con grandes bloques de madera (no en tablillas), son alargadas (de área rectangular) y con su lado corto dando a la calle principal. En este lado corto se disponen una o dos ventanas, mientras que la puerta a la vivienda se ubica en el lado largo de la misma. Curiosamente, casi todas las edificaciones de Vlkolinec están pintadas de color pastel y cerradas gracias a una techumbre a dos aguas, también de madera. Algunas de estas techumbres presentan un alero que sobresale unos centímetros del alzado de la vivienda, pero no siempre es así.

Que ver en Vlkolinec

Una de las primeras viviendas a mano izquierda está dispuesta a modo de casa-museo para que los visitantes se hagan a la idea de cómo vivían los lugareños. El billete de entrada está comprendido con el ticket de entrada al pueblo. La vivienda es de base rectangular y, como dije, con la puerta situada en el medio de la parte larga. Al entrar, se divide en dos espacios. A la izquierda, el mayor, se encuentra lo que viene a ser la estancia general, con una mesa, una cama y una cuna. También se disponen algunos enseres personales que, lógicamente, eran más bien pocos, y una pequeña cocina. En la otra estancia se localizan algunas herramientas así como otros enseres, como platos y tazas. En el exterior de la vivienda, en otra edificación, se sitúa lo que viene a ser un corral. El pastoreo y la agricultura debían ser las ocupaciones principales, si no casi únicas, de los lugareños durante siglos, aunque probablemente cada familia disponía de una pequeña granja o corral.

Casa museo de Vlkolinec
Visitar Vlkolinec

Un poco más arriba nos encontramos con una iglesia, dedicada a la Virgen María que no es de madera y que corresponde ya a finales del siglo XIX. En estos momentos está cerrada a los visitantes.

Otra de las construcciones más típicas es el campanario de madera, que corresponde también al siglo XVIII, como la mayoría de edificaciones de Vlkolinec. Se trata de un campanario civil que alertaba de posibles peligros que pudieran acuciar a la población.

Campanario de Vlkolinec
Visitar Vlkolinec

La verdad es que Vlkolinec se recorre rápido. El pueblecito es pequeño y, más allá de visitar esta casa-museo y merodear un poco entre las viejas construcciones de madera, no hay mucho más que hacer por aquí. Incluso un conato de bar-restaurante en que queríamos tomar un café permanece cerrado.

Tras visitar Vlkolinec, contentos de haber conocido un pueblecito típico eslovaco que ha conseguido conservarse tal cual era en los últimos siglos, nos dirigimos nuestro próximo destino: el Parque Nacional de los Altos Tatras.

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