La Sainte Chapelle de París (es decir, la Capilla Santa) es uno de los lugares imprescindibles que hay que visitar en la capital francesa.
Localizada muy cerca de la Catedral de Notre Dame, en una isla situada en medio del río Sena (la Isla de la Cité), la Sainte Chapelle de París no es solo un importante lugar religioso (y lo fue de peregrinación), si no también una de las joyas mundiales de lo que se conoce como el gótico radiante.
En este artículo os daremos unos consejos para visitar la Sainte Chapelle de París, además de hablaros acerca de su importancia histórica y religiosa, pero también artística y de lo que no os podéis perder en el que es uno los templos más bellos que ver en París.
TABLA DE CONTENIDOS
SAINTE CHAPELLE, DATOS PRÁCTICOS.
Os dejo primero los datos prácticos que debéis tener en cuenta para visitar la Sainte Chapelle.
ENTRADAS PARA LA SAINTE CHAPELLE
Primero de todo, debéis saber que la Sainte Chapelle es uno de los lugares más visitados de París, de manera que las colas suelen ser enormes.
Merece la pena comprar la entrada con antelación (aquí lo podéis hacer, al mismo precio de taquilla). Al menos la cola de comprar entradas os la ahorraréis. La del control de seguridad, lógicamente, hay que pasarla también.
También tenéis la oportunidad de comprar la entrada conjunta con la Conciergerie, otra visita de mucho interés y que está a la vuelta de la esquina de la Sainte Chapelle (por muy poco más, merece la pena comprar la entrada conjunta).
Eso sí, tened en cuenta las gratuidades, que no son pocas. En este caso, no debéis comprar la entrada. Estos son los colectivos que disponen de entrada gratuita para la Sainte Chapelle de París:
- Todos los menores de 18 años.
- Entre 18 y 25 años, para ciudadanos de la Unión Europea.
- Colectivos especiales (os pedirán la documentación): desempleados, discapacitados, estudiantes de arquitectura, militares o policías.
HORARIOS DE LA SAINTE CHAPELLE
- HORARIO DE VERANO (de 1 de abril a 30 se septiembre): de 9.00 a 19.00
- HORARIO DE INVIERO (del 1 de octubre a 31 de marzo): de 9.00 a 17.00
La Sainte Chapelle permanece cerrado los días 1 de mayo, 25 de diciembre y 1 de enero.
BREVE HISTORIA DE LA SAINTE CHAPELLE DE PARÍS
La Sainte Chapelle formaba parte del antiguo Palacio Real alzado en la isla de la Cité de París, situada en mismo río Sena.
Este Palacio Real de la Cité fue la sede de la monarquía francesa desde el siglo X hasta el siglo XIV. A partir de Carlos V, el palacio fue abandonado como sede real, pasando a desempeñar distintas funciones, incluidas la de Palacio de Justicia.
Sin embargo, de los vestigios originales de aquel Palacio Real de la Cité, solo han llegado a nuestros días la Conciergerie y la Sainte Chapelle.
Esta última, la Sainte Chapelle fue mandada construir por Luis IX, el monarca que pasaría a la historia como San Luís. Fue a partir de 1242. El motivo no fue otro del de albergar una de las reliquias más importantes del Cristianismo. Ni más ni menos que la Corona de Espinas de Jesucristo, además de otras reliquias relacionados con los momentos de la Pasión de Cristo.
Luis IX compró las reliquias a los venecianos, se dice que a un precio superior, incluso, al del coste total de la Sainte Chapelle de París, que se edificó para albergar tan importante reliquia.
La cuestión es que durante la Revolución Francesa, la mayoría de reliquias de la Sainte Chapelle de París se perdieron o fueron víctimas de saqueos. Por suerte, la Corona de Espinas se salvó y tras el concordato de 1801, fue puesta en custodia de la Catedral Notre Dame.
LA SAINTE CHAPELLE DE PARÍS, JOYA DEL GÓTICO RADIANTE.
Así es. Visitar la Sainte Chapelle de París supone conocer una de las obras más relevantes de lo que se conoce como gótico radiante. En esta fase del gótico, los edificios ganan altura y verticalidad, a la vez que ligereza, dejando atrás la austeridad del primer gótico.
En el gótico radiante, los muros se liberan de espacio, usando grandes ventanales y rosetones. Sabido es que, en este sentido, la Sainte Chapelle de París resulta el paradigma perfecto de esta fase del gótico.
La cuestión en que la Sainte Chapelle está dividida, en realidad, en dos capillas: una superior y otra inferior. Algo, por cierto, que también observamos en la Basílica de la Santa Sangre que conocimos al visitar Brujas.
La basílica superior de la Sainte Chapelle era destinada al Rey y la corte más próxima, mientras que la basílica inferior era utilizada como lugar de culto para el personal del palacio. No hay que olvidar que la Sainte Chapelle era, en realidad, la capilla del Palacio Real de la Cité. Las reliquias de la Pasión de Cristo eran custodiadas en la capilla superior.
LA CAPILLA INFERIOR DE LA SAINTE CHAPELLE
La planta de la Sainte Chapelle es de lo más sencilla: planta basilical con ábside semicircular. Sin embargo, la capilla inferior fue diseñada con planta de salón, con tres naves, aunque las laterales son ciertamente pequeñas, de apenas un metro de amplitud.
La visita a la Sainte Chapelle empieza por la capilla inferior, que es más baja y más sencilla. Se cierra mediante una bóveda rebajada que se sostiene sobre codales. En el ábside encontramos la estatua de la Virgen, que preside la capilla.
La capilla inferior está decorada con policromía. Sobre la puerta que daba a lo que fue la sacristía, encontramos el que está considerado como el fresco más antiguo de París. Representa la Anunciación y es del siglo XIII.
En cuanto a decoración, encontramos 12 medallones con los apóstoles y las arquerías ciegas trilobulares de los muros laterales.
LA CAPILLA SUPERIOR DE LA SANTE CHAPELLE
Mucho más espectacular resulta la capilla superior de la Sainte Chapelle, a la que accedemos mediante una escalera de caracol.
Ahora sí, la iglesia gana en verticalidad y desde el momento en que pisamos la capilla, nos damos cuenta que aquí los protagonistas son los enormes ventanales y vitrales que ocupan la práctica totalidad del ábside y de los muros laterales.
En total, el programa de las vidrieras incluye 1113 escenas repartidas en 15 enormes vitrales, cada uno de ellos de más de trece metros de altura. Se representa buena parte de la Biblia, desde el libro del Génesis hasta la Resurrección de Cristo. Y predominan los colores azules, tan habituales de la Francia medieval.
No menos espectacular resulta el rosetón de la fachada occidental, que representa el Apocalipsis según San Juan. Tiene nueve metros de diámetro.
En el aspecto decorativo, no menos impresionantes resultan las enormes estatuas policromadas, que representan a los apóstoles. Seis de ellas son las originales. La bóveda gótica está pintada de color azul y ornamentada con múltiples flores de lis doradas.
Visitar la Sainte Chapelle de París se convierte en uno de los momentos más fascinante de un viaje a París, de manera que debéis incluirla de forma obligada durante una visita a la capital francesa.