El Campo de Concentración de Tarrafal supone la visita más desgarradora, aunque a todas luces obligada, a realizar en la isla de Santiago de Cabo Verde.
Cuando uno pasea por la apacible playa de Tarrafal, con sus decenas de barquitas de pescadores apostadas plácidamente en la orilla, poco puede suponer que a escasos cinco kilómetros de allí, se ubica el que en el imaginario colectivo portugués es conocido como el «Campo da Morte Lenta» (el Campo de la muerte lenta). Nos referimos al Campo de Concentración de Tarrafal.
La importancia histórica del Campo de Concentración de Tarrafal es tal, que la UNESCO lo ha incluido en la Lista Indicativa del Patrimonio de la Humanidad.
La visita recuerda a lugares como el Campo de Concentración de Auschwitz en Cracovia.
QUÉ FUE EL CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE TARRAFAL
El Campo de Concentración de Tarrafal nos lleva a los años del régimen de Salazar, equiparable al fascismo italiano y español y al nazismo alemán.
Aquel régimen totalitario, celoso de mantener bajo control cualquier conato revolucionario o incluso cualquier disensión dentro del sistema, ideó el monstruoso Campo de Concentración de Tarrafal, a imagen y semejanza de otros espacios de índole similar que surgieron en la Europa de los años treinta y cuarenta del siglo pasado.
En este sentido, el Campo de Concentración de Tarrafal constituyó la solución perfecta para silenciar la oposición política, pues era este el principal origen de los presos que aquí fueron trasladados durante aquella oscura época de la historia de Portugal.
Desde luego, no fue casual la creación de este Campo de Concentración en una isla caboverdiana, que en aquel momento formaba parte del estado de Portugal. Construido en un lugar de lo más desapacible y aislado hace casi un siglo, los presos políticos quedaban completamente apartados de cualquier intento de influir en la mentalidad lusa del momento.
Los primeros presos políticos llegaron al Campo de Concentración de Tarrafal en 1936. Fue una primera fase de utilización del campo que se alargó hasta 1956.
La memoria histórica ha permitido recopilar exactamente el nombre de todos los opositores políticos que fueron destinados aquí durante aquellos años de represión. Entre ellos, destacados líderes del Partido Comunista Portugués y de la Confederación General del Trabajo, como Bento Gonçalves y Mário Castelhano.
Una segunda fase del Campo de Concentración de Tarrafal aconteció a partir de 1962, después de que el penal hubiera echado el cierre en 1956.
A partir de esta fecha y ante el auge de los procesos descolonizadores de África, el Campo de Concentración de Tarrafal reabrió sus puertas, esta vez con el nombre Campo de Trabajo de Chão Bom.
En esta ocasión, los destinatarios del lugar no fueron los líderes políticos y sindicales de la metrópolis, sino los líderes anticolonialistas y trabajadores en pro de la independencia de las colonias portuguesas de Angola, Guinea-Bissau y Cabo Verde.
Se sabe exactamente el nombre, origen y el por qué fueron encarcelados los 340 presos antifascistas y 230 líderes anticoloniales que a lo largo de la historia fueron apresados en el Campamento de Concentración de Tarrafal.
La Revolución de los Claveles de 1975 puso fin al totalitarismo en Portugal y echó el cierre definitivo del Campo de Concentración de Tarrafal, convertido ahora en necesario memorial que rememora aquellos años y rinde homenaje a los que lo sufrieron.
LA VIDA EN EL CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE TARRAFAL
Como es fácil suponer, los presos del Campo de Concentración de Tarrafal fueron sometidos a todo tipo de torturas y vejaciones más allá de lo duro y deshumanizado de su día a día, con una existencia privada no sólo de libertad si no de cualquier mínimo de higiene y salubridad, en un entorno donde las enfermedades infecciosas y carenciales eran la norma.
Sabedores de esta circunstancia, las condiciones de vida en Tarrafal pretendían suponer una mordaza y aviso a navegantes para potenciales oposiciones al régimen.
Durante la visita al Campo de Concentración de Tarrafal se pueden recorrer las distintas dependencias donde los presos pasaban su día a día, incluyendo celdas, cocinas, letrinas o lavaderos.
También se puede acceder a las celdas de aislamiento, especialmente pequeñas e insalubres. Se sabe exactamente qué presos y por cuántos días fueron destinados a estas celdas conocidas como frigideiras, por la alta temperatura que llegaban a alcanzar.
Algunos de los espacios del Campo de Concentración de Tarrafal están museizados, lo que permite exponer documentos de la época, así como numerar todos y cada uno de los presos que por allí pasaron, haciendo especial mención a los 36 que fallecieron en tan lúgubre lugar.
Algunos de los presos que por aquí pasaron cuentan su experiencia en videos explicativos, lo que permite comprender la magnitud de la tragedia y constituye un documento de primera mano acerca de la crueldad sufrida.
CÓMO VISITAR EL CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE TARRAFAL
Para llegar al Campo de Concentración de Tarrafal debéis tomar un colectivo (aluguer) desde Tarrafal. Cuesta solamente 40 escudos por persona y pasan muy a menudo.
El Campo de Concentración de Tarrafal abre todos los días, de 09.00 a 17.30, se visita por libre y la entrada cuesta 200 escudos.
Varios plafones explicativos en portugués e inglés, permiten comprender qué se visita en cada momento.
Testimonio de los años más oscuros del estado luso, visitar el Campo de Concentración de Tarrafal supone asignatura obligatoria dentro de un recorrido por la Isla de Santiago de Cabo Verde.