Abu Simbel

Abu Simbel es, sin duda alguna, el conjunto de templos más bellos de Egipto. Edificado en tierras nubias (al sur de Egipto y solo a unas decenas de kilómetros de la frontera con Sudán) se trata de uno de los lugares imprescindibles que ver en Egipto.

En este artículo os contaremos qué es y cómo visitar Abu Símbel. Y también, la enorme hazaña que supuso salvar el templo de Abu Simbel de las aguas de la presa de Asuán que anegó parte de la región nubia a ambas orillas del río Nilo, en los años sesenta del siglo pasado.

CÓMO VISITAR ABU SIMBEL.

Lo habitual es visitar Abu Simbel en una excursión de un día desde Asuán, a la que la mayoría de visitantes llegan a bordo del crucero que surca el Nilo desde Luxor.

En ocasiones, la excursión a Abu Simbel desde Asuán está incluida dentro del paquete vacacional. Si no es así, podéis contratar este tour que parte cada día desde Asuán y que está de regreso antes de medio día. Eso sí, tocará madrugar, porque las tres horas de carretera entre Asuán y los Templos de Abu Simbel no os los quita nadie.

Otra posibilidad, más cara aunque más cómoda, es tomar un vuelo entre Asuán y los Templos de Abu Simbel. Os ahorraréis seis horas de autobús, entre la ida y el regreso.

Visitar Abu Simbel

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RAMSES II, EL CONSTRUCTOR DE ABU SIMBEL

Los Templos de Abu Simbel fueron edificados por Ramses II, el más longevo de los faraones egipcios a partir del año 1279 aC, aproximadamente.

Con este enorme complejo, el recién proclamado Feraón pretendía dejarcclaro quien reinaba en las siempre complicadas tierras nubias. Alejado más de quinientos kilómetros de la capital del Imperio Nuevo, Tebas, Abu Simbel tiene una particularidad en relación a los demás templos egipcios: en realidad no se trata de un templo construido si no de un templo esculpido en la misma roca.

Por si fuera poco, en realidad Abu Simbel no es un templo si no dos. Ramses II mandó edificar un primer templo dedicado a su memoria y a Re Horakhty, una forma del dios halcón que porta el disco solar. A pocos metros de distancia, sin embargo, mandó alzar un segundo templo dedicado a la favorita de sus esposas, Nefertari, y bajo la advocación de la diosa Hathor (la de la cabeza de vaca).

LA REEDIFICACIÓN DE ABU SIMBEL, UNA EMPRESA FARAÓNICA

Antes de hablaros de cómo son los templos de Abu Simbel, dejadme hacer hincapié en la formidable obra que impidió que esta maravilla complejo durmiera el sueño de los justos a partir de los años sesenta del siglo pasado.

Con la construcción de la Presa de Asuán, varios de los templos nubios quedaron sepultados bajo el agua y se perdieron para siempre. Sin embargo, algunos de ellos fueron rescatados antes de que esto ocurriera, desmembrados pieza a pieza y vueltos a reedificar en nuevas localizaciones, a fin de que no se perdieran.

Este fue el caso de Abu Simbel, que fue trasladado unos 60 metros más arriba y 150 metros más al oeste. Antes, ambos templos fueron desmontados en enormes bloques de sesenta toneladas, en una empresa en que colaboraron varios países bajo el auspicio de la Unesco.

El traslado de Abu Simbel fue un enorme éxito internacional. Gracias a ello, visitar Abu Simbel sigue siendo posible y es, en la actualidad, uno de los lugares arqueológicos más extraordinarios del mundo entero.

EL TEMPLO DE RAMSES II

El billete de entrada a los Templos de Abu Simbel permite el acceso a los dos templos del recinto: el templo de Ramses II y el Templo de Nefertari.

Empezamos la visita con el Templo de Ramses II, que es el más espectacular, y que ya hemos comentado que está dedicado a Re Horakhty. Es decir a Horus (el rey halcón) como portador del disco solar.

Lo primero que nos llama la atención en el templo de Ramses II de Abu Simbel es el enorme pilón de entrada esculpido en la roca, donde fueron talladas las cuatro grandes estatuas que representan al faraón. Cada una de ellas nos muestra el faraón ornamentado de forma ceremonial, incluyendo la doble corona y su barba postiza. Curiosamente, la parte superior de la segunda imagen se perdió debido a un terremoto ocurrido ya en la época de Ramses II.

Cómo visitar Abu Simbel

Templo de File

A los pies de los cuatro Ramses II, encontramos las imágenes de varios personajes de la familia real, incluyendo la reina madre, su esposa Nefertari o algunos de sus hijos. Por encima de las cuatro esculturas de Ramses II, una hornacina nos muestra a Re Horakhty.

Abu Simbel

Abu Simbel

Por delante de este pilono de entrada (que es la fachada principal de los templos de Abu Simbel) queda un antepatio delimitado por un muro de adobe, que parcialmente se conserva.

Desde este antepatio se suben unas escaleras donde queda una terraza justo por delante de las cuatro grandes esculturas de Ramses II. En esta terraza encontramos varias imágenes de Horus, el dios Halcón, así como del propio Ramses. También por delante de las cuatro grandes esculturas del faraón se alzaron sendas estelas. En una, Ramses II se muestra ante los dioses. La otra cuenta el triunfo diplomático de Ramses II al esposarse con una princesa Hitita.

Sin embargo, el esplendor del templo de Abu Simbel no termina en la fachada. Al penetrar por su pórtico de entrada accedemos a un fabuloso vestíbulo con ocho pilares ornamentados con esculturas que representan a Ramses II de forma osírica (muy semejantes a las imágenes osíricas del Templo de Hatshepsut).

Templo de File

En los muros de esta sala se muestran varias imágenes de las contiendas bélicas donde Ramses II salió vencedor, incluidas las campañas de Siria, Líbano y la controvertida batalla de Qadesh contra los Hititas.

Una segunda sala, esta vez con cuatro grandes columnas ornamentadas con imágenes del faraón con distintas divinidades, da acceso a la parte más sagrada del Templo de Ramses II en Abu Simbel. En un nicho escavado en la roca encontramos el sancta sanctorum del templo, con las imágenes de cuatro divinidades, incluidas el propio monarca divinizado.

Abu Simbel

Por último, comentar que a izquierda y derecha de este eje principal que va de la fachada al santuario, se abren varias estancias igualmente decoradas con imágenes, tanto del faraón como de distintas divinidades. Particularmente de Horus y su forma portadora del disco solar, Re Horakhty.

Abu Simbel

Templo de File

EL TEMPLO DE NEFERTARI EN ABU SIMBEL

Tras conocer el templo de Ramses II es momento de visitar el segundo de los templos de Abu Simbel, que el faraón mandó construir en honor a su esposa favorita, Nefertari, y que está bajo la advocación de la diosa Hathor.

En este caso, en el pilono esculpido como fachada principal encontramos seis grandes esculturas del mismo tamaño (unos diez metros de altura). Cuatro representan a Ramses II y dos a Nefertari.

Templo de Nefertari

La entrada principal da acceso a un vestíbulo que es soportado por seis pilares donde destacan las imágenes de Hathor. No menos impresionantes resultan los relieves esculpidos en los muros, donde se representa a la esposa real en distintos quehaceres y a menudo divinizada como Hathor y con el disco solar entre los cuernos que simbolizan la diosa vaca. También vemos la representación de otras varias divinidades, incluyendo el dios halcón, Horus, ataviado esta vez con la doble corona del Alto y Bajo Egipto.

Templo Nefertari abu Simbel

Templo Nefertari abu Simbel

Después de un vestíbulo se llega al santuario, que en su momento albergó las imágenes de Ramses II y de Nefertari.

Aun resultando este templo de Nefertari bastante más sencillo que el de Ramses II, no deja de impresionarnos.

Visitar Abu Simbel nos ocupa aproximadamente una hora y media. La verdad es que se trata de dos de los templos más bellos de Egipto, de manera que aunque llegar hasta aquí puede suponer un sobreesfuerzo, la verdad es que este queda compensado ante tal maravilla.

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Comentarios:

2 comentarios en “ABU SIMBEL. ¿Los templos más bonitos de Egipto?


Leon Sánchez
9 de marzo de 2022

Visitar Abu Simbel es imprescindible. Si no lo tienen incluido en el viaje, hay que contratar la excursión desde Asuán, sí o sí.
Me quedé con las ganas del espectáculo de luz y sonido .

    Jordi Martinez Baylach
    15 de marzo de 2022

    Totalmente de acuerdo, León. De lo mejor de Egipto, que no es poca cosa!

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